Eliminar autónomos, un autoengaño/Bryan LeBarón
Jesús Ramírez no es Goebbels
Tiene razón el presidente Andrés Manuel López Obrador. Hay mucha información falsa circulando en las redes sociales y en mensajes de WhatsApp. Tanta, que su gobierno le pidió a Twitter, Facebook y YouTube den a conocer los contratos para realizar una automatización maliciosa a través de algoritmos, con granjas de bots que están generando la desinformación y atacando a su gobierno. Este virus, que llamó “infodemia”, afecta la convivencia social. Por supuesto, pero no es inocente. La diferencia es que antes era el victimario y hoy es la víctima.
Twitter le respondió en una serie de mensajes que nadie paga por esos servicios, porque no están a la venta, y que si quiere ver los ingresos que tiene, puede revisar su reporte financiero trimestral. López Obrador, arguyó que como no habla inglés, no supo que le contestó Twitter, para evadir el tema e insistir que hay un proceso de desinformación. Cierto, y este fenómeno ha sido una constante por años en las redes sociales. Twitter y Facebook tienen de todo, y él las usó con las mismas herramientas de las que hoy se queja.
Pero ya no le gustó lo que se vomita en Twitter contra él, porque sus propios estrategas y controladores de granjas de robots, están perdiendo la guerra digital y no han podido evitarlo. El portal de tecnología y sociedad LoQueSigue.tv, difundió este martes los trending topics durante la crisis sanitaria –desde el 18 de marzo–, donde de un total de 265 analizados, 54.7 por ciento de ellos con bots, automatización y otros métodos no orgánicos, el número de hashtags contra López Obrador sumaba hasta ayer 52, contra 29 de los hashtags a favor del presidente.
Ahora que son apaleados, gritan que hay una conspiración contra López Obrador y su gobierno. Su vocero, Jesús Ramírez Cuevas, es la pieza central identificada como el jefe de la maquinaria de propaganda en contra de todo aquello que carezca de incondicionalidad total a López Obrador, y durante años, no semanas o meses, apoyados con expertos en inteligencia artificial –porque ellos no entiende de eso–, dedicaron a envenenar a la opinión pública y polarizar.