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CIUDAD DE MÉXICO, 18 de abril de 2025.- Luego de ser sentenciado a crucifixión por el Pueblo de Jerusalén y bajo la aprobación de Poncio Pilato, Jesús de Nazaret fue clavado en la cruz y falleció en lo alto del Cerro de la Estrella de Iztapalapa.
Los habitantes de Jerusalén acusaron a Jesús de brujo y conspirador, como parte de su sentencia, cargó su propia cruz cerro arriba mientras era golpeado con el látigo de los guardias romanos.
Acompañado por el llanto constante y desgarrador de María Magdalena, el auto nombrado Rey de los Judíos continuó su camino a pesar de la tortura y las heridas ocasionadas por la corona de espinas.
Durante su camino, cinco caídas arrodillaron a Jesús y durante la última de ellas, en su encuentro con las mujeres, Verónica le limpió el rostro, dejando plasmada en el manto su cara sufrida.
En la punta del cerro se encontraban tres cruces; al centro, Jesús de Nazaret y a sus costados, los ladrones Dimas y Gestas, quienes recibieron un castigo similar por sus delitos.
Mientras tanto, Judas Iscariote aprovechó la oportunidad para quitarse la vida al colgarse en un árbol que se encontraba a un costado de las cruces. Se presume que su acto fue impulsado al no ser perdonado por haber traicionado a Jesús.
Y frente a los ojos del apóstol Juan, el cuerpo del hijo de Dios cedió y al fallecer, fue bajado de la cruz por los guardias romanos y trasladado al Santo Sepulcro, mientras de fondo, la escena fue acompañada por el incontrolable llanto de Magdalena.