Cierra cine mexicano el 2024 con presencia en festivales internacional
CIUDAD DE MÉXICO, 9 de febrero (Quadratín México).- Reconocido por narrar los acontecimientos políticos y sociales más importantes de su país a través de su obra “Historia de Francia”, el escritor, poeta e historiador Jules Michelet murió el 9 de febrero de 1874.
Vino al mundo en París el 21 de agosto de 1798, en el seno de una familia de tradición calvinista. Su padre era impresor, aunque no muy próspero, hasta que obtuvo un lugar dentro de la imprenta imperial, de acuerdo con información del sitio “nndb.com”.
El pequeño Jules pudo ingresar al famoso Lycée Charlemagne y pasados los años trabajó como profesor de historia en el Collège Rollin. En 1824 se casó, y durante el periodo de la restauración y de la monarquía francesa gozo de estabilidad económica.
Michelet se destacó en las disciplinas humanísticas, sobre todo en la literatura y la retórica, de hecho ganó un premio de oratoria en un certamen de implantación nacional. De acuerdo con su semblanza publicada en “mcnbiografias.com”, fue reconocido en el ámbito intelectual.
Comenzó con la publicación de libros de texto, además de que dictó diversas conferencias en la École Normale, obtuvo un lugar en la oficina de registro y fue profesor de cátedra de literatura. Después inició su obra principal y monumental, “La historia de Francia”.
Asimismo, publicó libros como la “Oeuvres choisies de Vico”, “Mémoires de Lutero par lui même écrits”, “Origines du droit français” y más tarde los “Actes du procès des templiers”. En 1830, Michelet visitó Italia y 60 años después publicó sus impresiones bajo el título de “Rome” (1890).
Aquella edición corrió a cargo de un hijo de la duquesa de Berry, antiguo alumno del historiador parisino. En 1834 llegó hasta las aulas de la Universidad de la Sorbona, donde sustituyó al celebérrimo historiador Pierre Guizot, así se dedicó de lleno al estudio de la historia y a viajar por Europa.
Debido al estallido de la revolución, misma que Michelet apoyó, se apartó de la docencia en el Collège de France, del que fue destituido en 1851. Bajo el nuevo imperio de Napoleón III también perdió su cargo en los Archivos, por negarse a prestar juramento al gobierno conservador.
Sin embargo, no dejó de investigar y escribir, por lo que en ese tiempo redactó “Pologne et Russie” y “Principautés danubiennes”, reunidos en “Leyendas democráticas del norte”, y más tarde otro volumen titulado “La Polonia mártir” (1863).
Viudo desde 1839, su vida transcurrió en soledad, pues su hija se había casado y su hijo vivía lejos de París, pero mantuvo una intensa relación epistolar con la joven Athanaïs Mialaret, institutriz de la poderosa familia Esterhazy.
Las misivas al principio fueron en un tono intelectual, de cuestiones literarias y filosóficas, pero con el tiempo se volvieron cercanas hasta que ambos se casaron.
Su obra se volcó en un nuevo tipo de escritura con obras emotivas tales como “El pájaro” (1856), “El insecto” (1859), “El mar” (1861) y “La montaña” (1868), en las que su describió seres y fenómenos naturales que dejó entrever la sensibilidad de un espíritu libre y sutil.
“La bruja” (1862), fue un libro de su etapa madura, se trata de un estudio de psicología histórica que enriqueció su vena poética, e hizo de su estilo uno de los más amenos y literarios de las letras francesas decimonónicas, hasta llegar a su obra maestra “La Biblia de la humanidad” (1864).
Desgraciadamente, los acontecimientos históricos por los que pasó su país lo abatieron y se retiró en busca de sosiego y aislamiento en la localidad provenzal de Hyères, donde perdió la vida el 9 de febrero de 1874.
Su esposa, Athanaïs Mialaret, asumió la responsabilidad de reunir todos sus textos inéditos y en su afán por divulgar la obra de su difunto esposo, publicó varios fragmentos de sus monumentales trabajos y los publicó como extractos e su producción literaria, ensayística o historiográfica en títulos como “Nuestra Francia” o “Los soldados de la Revolución”.
QMX/ntx/oab