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CIUDAD DE MÉXICO, 7 de diciembre (Quadratín México).- Remedos de Pitágoras y Fu Manchú rondaron la tarde del primer jueves de diciembre en el pleno senatorial, coadyuvantes en el diferendo decembrino de la mancuerna PAN-PRD que reventó la sesión y pretendió arrinconar a su contraparte PRD-PVEM.
Y es que el quórum no cuadraba y Ernesto Cordero Arroyo fue un presidente en apuros, pillado con los dedos entre la puerta, apresurado por esta alianza PAN-PRD para meter una zancadilla a sus contrapartes del PRI-PVEM y aplicar severo raspón a Emilio Gamboa una vez consumada la primera lección de reventar la sesión para evitarle una victoria al PRI.
Porque la minuta de la reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal se atoró con la reserva del artículo 27 que a panistas y perredistas no cuadra y mucho menos con la pretensión tricolor de incluir como mandato constitucional que el Senado ratifique al comisionado nacional y al secretario ejecutivo del sistema de Seguridad Pública.
En lo general la minuta fue aprobada con 114 votos a favor, 4 en contra y 5 abstenciones. Pero, cuando iban a lo particular y una vez que la bancada priista se reservó dicho artículo, el poblano Miguel Barbosa, coordinador de la bancada del PRD se movió hacia los terrenos albiazules en el salón de plenos y, junto con Cordero Arroyo, concretó la maniobra para hacer el vacío al PRI y reventar la sesión.
Cordero que juega el doble papel de coordinador de la diputación federal del PAN y presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República. Sube y baja de tribuna, deja prestados los bártulos a José Rosas Aispuro Torres y a Luis Sánchez y luego los retoma. Y corre el acuerdo para dejar mal sabor de boca al priismo y someterlo al impasse de la negociación de fin de semana. El martes será otro día de otra semana y seguramente los ánimos estarán frios, serenos para consensuar.
¿Situación inédita la de reventar con ausencia pero con presencia? Héctor Larios y Gil Zuarth esgrimirían después la clásica foxista: si otros, incluso priistas, ya operaron en esa forma para reventar votaciones, ¿por qué ahora no? Sí, el argumento simplista de que en la guerra y en las sesiones, el amor y la polaca, todo se vale. Y a los senadores albiazules y solaztequistas les valió un comino reventar la sesión.
¿Había quórum? Bueno, Cordero Arroyo tomó la votación relativa al artículo 27 para determinar que sólo había 63 senadores, porque por esas raras cosas que ocurren en sesiones legislativas con los polvos del mago Fu Manchú, se desapareció Cordero, que era el 64, amén de que se soslayó la presencia del senador 65, Raúl Gracia y de los otros legisladores panistas que estuvieron pero no estuvieron porque en lo general votaron, pero, en lo particular ni siquiera se abstuvieron y, así, dieron pauta a levantar la sesión por falta quórum. ¡Puf!
Y con ese facilismo de interpretar la ley según les vaya en la feria, panistas y perredistas simple y llanamente obviaron el ordenamiento del artículo 10 de la Ley Orgánica del Congreso. A saber:
“1. Son obligaciones de los senadores: II. Asistir puntualmente a las sesiones y reuniones del Pleno, de los órganos directivos a que se les convoca, de las comisiones o comités de los que forman parte, y permanecer en ellas hasta su conclusión; así como participar en las votaciones (…)”.
Total que, para no entrar en minucias de básica contabilidad de más y menos, Cordero se apresuró a levantar la sesión ordinaria del pleno senatorial pero olvidó citar para la del martes 11, azuzado por la impronta legislativa, cuando la bancada priista alzaba la voz ofendida, molesta, iracunda y esgrimía argumentos sustentados en la Ley Orgánica del Congreso, en aquel artículo 10.
Y en esa batahola de Torre de Babel, gritos que iban de un lado a otro, de bancada a bancada, de la mesa hacia los escaños, el centro de la embestida PRD-PAN o PAN-PRD era Emilio Gamboa Patrón a quien luego acusarían prácticamente de embustero. Conste que, como diría Corral Jurado, lo llamó “nuestro amigo”.
Así, el correcto Héctor Larios descalificó a Gamboa Patrón y disculpó el proceder porril de los senadores panistas:
“Primero, porque no podemos admitir que en la política, en esta nueva administración, se base en el engaño, en el hacer compromisos y en no cumplirlos (..) y no podemos nosotros aceptar que en esta administración, en donde estamos suscribiendo acuerdos, la base de hacer política sea el engaño, sea el no honrar la palabra”.
Javier Corral Jurado, en su turno, en la conferencia de prensa ofrecida ya en la penumbra, cuando el salón de plenos se había vaciado, reventó de por medio, transitaba con su dinámica verbal y recapitulaba:
“La semana pasada el PRI, en voz del coordinador, nuestro amigo el senador Emilio Gamboa, ofreció sumarse a las seis adiciones que contemplaba nuestra propuesta, entre ellas como ya lo dijo el senador Larios, la ratificación de estos funcionarios policiacos.
“Cuando no se cumple la palabra los parlamentarios tienen que recuperar su significado y su fuerza de cualquier manera, es una táctica internacionalmente aceptada en los reglamentos de los Congresos no votar”.
Luego se fue al exceso de la impronta verbal que luego pretenderían negar. “Es hora de que el PRI no busque boicotear con esta actitud el gran acuerdo político nacional que hemos celebrado la semana pasada, siento con sinceridad que detrás de esta resistencia hay la intención de descarrilar el gran acuerdo político nacional que hemos suscrito con el Presidente de la República”, descerrajó Corral como un plomazo de advertencia.
Aunque, ya encarrerado se atrevió a advertir de algo que el panismo de pedigrí legislativo no hizo en su momento con Felipe Calderón: “Si el PRI no se hace cargo de su Presidente de la República, nosotros no nos vamos a hacer cargo de él, porque ellos son el partido en el gobierno, nosotros actuaremos con nuestra función de equilibrio en el Senado de la República”. Patriota albiazul apareció Corral.
En el último turno llegó Emilio Gamboa Patrón, coordinador de la bancada priista, por supuesto luego de la ronda de explicaciones, precisiones, desmentidos y adjetivos e incluso de disculpas huecas, como la del senador panista Francisco Domínguez Servién que, cual porro encorajinado, por poco y golpea a Héctor Lie, amén de pretender cerrar el paso a reporteros al salón de plenos.
Experto en estas lides, Emilio Gamboa evitó descalificar, llamó a negociar y anunció que buscaría a sus contrapartes Ernesto Cordero y Miguel Barbosa para amainar la tormenta y arribar a buen puerto con esta minuta que retornarán a la Cámara de Diputados para el procedimiento de ley que permitan al presidente Peña Nieto meter al quirófano a una parte de su gabinete y extirparle a la Secretaría de la Función Pública, por ejemplo.
Y se le comenta que el PAN lo acusa de que, con esta actitud, es el que está bloqueando el posible éxito del gobierno de Enrique Peña Nieto e incluso boicoteando el Pacto por México con sus actitudes ¿esto es cierto senador?
Emilio rechaza que el PRI haya reventado la sesión y que haya tomado tribuna. Cierto, los legisladores priistas subieron a la tribuna para cantar el Himno Nacional, pero la sesión ya la había reventado la prisa del presidente Cordero.
Niega igual que no haya privilegiado su palabra y explica que feneció la semana pasada el acuerdo para aceptar los cambios en la minuta enviada por la Cámara baja de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal. Y rubrica:
“Desde luego que yo quiero el Pacto. Veo muy atrevido que cualquier mexicano vaya contra el Pacto. El Pacto por México se construyó con un gran esfuerzo que aplaudí, que celebro, y que yo voy a hacer todo lo humanamente posible y mi fracción parlamentaria, para que el Pacto siga caminando con los acuerdos políticos entre los partidos”.
El perredismo, en tanto, ya había ofrecido su versión en conferencia de prensa encabezada por Miguel Barbosa. Y fue, como la clásica en la analogía de la obra teatral en boga hace unos ayeres: “Entre panistas, perredistas y priistas se pueden hacerse pedazos, mas nunca hacerse daño”.
QMX/msl/arm