
Simulacros de realidad en tiempos de la IA
Peña Nieto deberá escoger a su gabinete
Deberán tener probidad intelectual y pecuniaria; disminuir corrupción e impunidad; ofrecer resultados antes de lo esperado, mostrar respeto y amor por la patria.
Se hacen cruces los mexicanos por conocer los nombres de los integrantes del gabinete presidencial. En ellos, algunos fundamentan la esperanza de renacer políticamente; otros, en su mezquindad, su muy personal destino, los esperan ávidos de poder y riqueza. Los menos, pero sensatos, casan el nombre de esos funcionarios públicos, con el futuro de la patria: ¿permanencia o transición?
Se repiten con insistencia, de boca a oído, para crear fama y prestigio, para justificar la distinción del merecimiento de trabajar por el bienestar de los mexicanos, los nombres de Luis Videgaray, Miguel Ángel Osorio Chong, Jesús Murillo Karam, Eduardo Medina Mora, Pedro Joaquín Coldwell, Jorge Montaño, José Antonio González Fernández, Emilio Lozoya Austin, David López, Erwin Lino… entre otros.
Dadas las condiciones en las que los resultados de 12 años de gobiernos panistas postraron al país, ¿cuáles son las cualidades y virtudes que tanto EPN como los integrantes de su equipo, los miembros del primer círculo del poder, deben poseer?
Si México regresa de una guerra que -las cifras oficiales son inexistentes- en seis años costó más de cien mil muertes, un millón de crímenes y 24 mil desaparecidos, poco importan los adornos con los que la propaganda y los medios, los lambiscones y los caza fortunas, engalanen el prestigio, verdadero o supuesto, de quienes tendrán a su cargo la responsabilidad de evitar el naufragio, de conjurar el presagio propagado por la realidad y las estadísticas, porque se exigirán resultados, y porque la <luna de miel> entre la sociedad y sus gobernantes, dado la violencia y la humillación infligidas, durará escasos seis meses.
¿Qué debe esperarse de quienes tendrán la responsabilidad de restaurar la seguridad pública, de evitar que se muera de hambre, de asegurar los elementales servicios del Estado de bienestar, que deben permanecer, como lo son empleo, educación, salud, trato digno; evitar también la permanencia de esa relación bilateral con Estados Unidos, que retrasa el desarrollo equilibrado de la patria y hace de las asimetrías, entre una y otra nación, un instrumento de control sobre la más débil?
En los definitorios y definitivos primeros seis meses del nuevo gobierno, los integrantes del gabinete -poco importan los nombres, dado el tamaño del desafío- habrán de mostrar probidad intelectual y pecuniaria; integridad y fortaleza para disminuir corrupción e impunidad; deberán hacer gala de imaginación y creatividad, para ofrecer resultados antes de lo esperado, pero, sobre todo, habrán de mostrar un profundo y sincero amor por sus hijos, por su familia, porque quienes lo hacen público y lo exhiben, también muestran su respeto y amor por la patria y querrán conservarla para sus seres queridos.
¿Qué significa lo anterior? Es sencillo: quien ama a su familia querrá que ésta viva y se desarrolle en un entorno de seguridad pública, en ciudades limpias, donde la civilidad y el civismo hagan posible la convivencia, sin la necesidad de los cuerpos privados de seguridad. Dejar atrás el Jesús en la boca, porque el Estado de bienestar y las oportunidades hagan cierta la posibilidad de vivir en paz social.
QMX/gom