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En México se muere de hambre
La realidad impone condiciones a los vencidos por la avaricia, una de ellas es la pobreza, con la desnutrición que conlleva enfermedad y muerte.
¿Dónde equivocaron el camino los políticos mexicanos? Todavía recuerdo con horror ese discurso de Luis Echeverría en Ciudad Netzahualcóyotl, antes de que esa población fuera lo que es hoy. Allí convocó a los mexicanos a tener hijos, convertirlos en uno de los activos de la nación. En otros contextos y por otras voces la idea repitió durante seis años. Fue el principio del fin de la autosuficiencia alimentaria, impulsado también por políticas agropecuarias erráticas, la tonta persistencia de conservar el ejido como unidad productiva, el abandono del campo por la administración pública y los campesinos.
Hoy, en un contrasentido que muestra carencias en inteligencia e imaginación políticas, México ocupa el deshonroso primer lugar en obesidad, porque sus habitantes no tienen recursos económicos para alimentarse con proteínas, para satisfacer ese vacío en el estómago producido por el hambre sino con comida chatarra, mientras muchos niños fallecen por desnutrición, porque sus padres y el Estado fueron incapaces de alimentarlos.
En el Foro Nacional para la construcción de una Política Alimentaria, recién efectuado, se afirmó que durante los últimos 30 años pudieron evitarse 1.3 millones de fallecimientos de menores de cinco años, y que durante el 2012 morirán 10 mil niños por enfermedades de la desnutrición.
En dicho evento, Abelardo Ávila, investigador del Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán, detalló que durante el sexenio habrían muerto alrededor de 100 mil niños por padecimientos asociados con la desnutrición, como son las diarreas o enfermedades respiratorias; se estima que este problema afecta a un millón de menores de cinco años.
Allí, el especialista advirtió que Oportunidades ha fracasado en acabar con el hambre y la pobreza, porque esa endemia persiste: “los niños consumen alimentos chatarra porque tienen dinero por las transferencias, si sobreviven a la desnutrición entran a un proceso de obesidad, eso es peor metabólicamente: es como poner gasolina a un motor de gas”, concluyó.
Durante el evento detallaron que a partir de la equivocada idea de que con dar una papilla a los niños, que asistan al centro de salud y a las escuelas, se iban a desarrollar capacidades suficientes, con el propósito de que el libre mercado garantizara a esos niños las mismas oportunidades que al hijo de Slim para acceder al mercado laboral y al desarrollo individual; la realidad se encargó de demostrar que así no se acaba con la pobreza.
Se informó que la prueba Enlace revela que tampoco desarrollan capacidades y, además, puntualizan que al no haber empleo, “no acceden al mercado laboral, y en salud estamos viendo que estos niños pasan de la desnutrición a la obesidad. El debate de hace 30 años era entre aplicar el modelo de bienestar o el de transferencias, en el cual perdió el primero; con el nuevo modelo se les obliga a ser sanos, bien nutridos e ir a la escuela. Se pensó que con éste se iba a romper el círculo intergeneracional de la pobreza, 30 años después vemos que no funcionó”.
Hoy, en México se muere de hambre.
QMX/gom