LA COSTUMBRE DEL PODER: Alejandro Solalinde

15 de agosto de 2012
 , 
7:23
Gregorio Ortega

Desconcertó la decisión del obispo Campos Contreras de amagar con la separación de su tarea pastoral, de su desempeño humano, de su desafío para que sobre la ley de los hombres prevalezca la ley de Dios, a Alejandro Solalinde, partidario de esa idea que dejara el Cristo cuando se dirigió a su grey en el Sermón de la Montaña. Servir a los “ilegales”, a los migrantes que sólo transitan por territorio nacional para intentar cruzar a Estados Unidos; defenderlos de los tratantes de personas, de los forajidos, de los narcotraficantes y, además, protegerlos de esas autoridades mexicanas que gozosas lucran con el dolor y las necesidades de los muertos de hambre, que huyen de sus lugares de origen porque todo lo perdieron o todo les quitaron.

¿Qué conoce del dolor físico y espiritual, del miedo, del terror, el obispo Campos Contreras? ¿Cuántas veces se ha ensuciado con la sangre de sus semejantes? ¿Cuántas ha asistido a las víctimas de violación? ¿Cuánto le han dolido los asesinados en el camino, los secuestrados, los levantados? ¿A cuántas mujeres ha rescatado de la prostitución? ¿Con cuántos malos policías o delincuentes se ha enfrentado?

No es que Alejandro Solalinde guste del dolor, sea sádico, sino que encontró la forma de aliviarlo, está en su manera de ser, en su trato. No quedó clara la decisión de querer separarlo del albergue Hermanos en el Camino. Si fue por la seguridad del sacerdote de a pie, ¿para qué lo dejaron regresar del exilio que él mismo se impuso, en cuanto lo amenazaron? No me atrevo a sospechar de otras consideraciones humanas que pudieran haber motivado al obispo de Tehuantepec.

Mateo reproduce el sentimiento, la voz, la luz del Cristo, quien dijo a los fieles: “No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice. El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.

“Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos”.

Óscar Campos Contreras piensa diferente, quiso dejar a la grey sin su pastor, someterla a la justicia de los hombres por sobre la ley de Dios.

QMex/gom

Te podria interesar