
De frente y de perfil
Cuando Isabel de Inglaterra expidió las primeras patentes de corso, con el propósito de servir a su real majestad y forjar el Imperio, estaba lejos de imaginar las consecuencias a futuro, como hoy ocurre con los desahucios en España y la mutilación de los ahorros en Chipre.
El Banco Central Europeo y las exigencias de la desregulación sumadas a la globalización, entran a saco en los bolsillos de los ahorradores, siempre confiados en los topes máximos y en la supuesta protección garantizada por sus gobiernos, más inclinados a favorecer el expolio que a proteger a sus gobernados.
Ya José López Portillo, fiel en el espíritu a las largas patillas por él usadas cuando fue secretario de Hacienda y durante los primeros meses de su campaña política, saqueó a esa parte de los gobernados que le compraron la triquiñuela bancaria de los mexdólares. Los convirtió en abalorios, aguantándose la vergüenza de su fracaso y las lágrimas con las cuales creyó conquistar su lugar en la historia.
El rescate bancario concebido e impuesto como consecuencia del error de diciembre, es una patente de corso a posteriori y a largo plazo, que deja sanos los bolsillos de los causantes cautivos, pero entra a saco en los recursos fiscales para el pago de intereses y una mínima quita a la deuda.
Lo que ocurre con las hipotecas en España pudiera clasificarse como asalto a indigente, pues además de mostrarse gozosos con sus políticas económicas de expolio y desempleo, consienten que quienes perdieron los ingresos y carecen de recursos para cumplir con sus hipotecas, sean despojados de sus propiedades con una peculiaridad adicional: se mantiene viva la deuda. Rajoy y sus banqueros, en complicidad con sus jueces, harían palidecer de envidia a los corsarios ingleses que impusieron el modelo.
Lo que ocurre en Chipre está más allá de todo llamado a la razón, es la perversidad pura de la economía y la infidelidad de los gobiernos, que se entregan en brazos de los enemigos de sus gobernados.
Nos han machacado con la necesidad de apoyar la creación de la riqueza nacional y personal a través del ahorro, y los que pueden hacerlo insisten, a pesar de haber sido engañados una y otra vez, conscientes de que sólo puede garantizarse la seguridad jurídica de una parte de sus economías.
Los bancos que operan en Chipre decidieron que serán intocables las cuentas menores a 100 mil euros. Las inversiones o ahorros mayores a esa cantidad, se verán reducidas entre un 20 y un 40 por ciento, lo que prende focos rojos en los ahorradores de todo el mundo, porque saben que las legislaciones adecuadas a modo, la complicidad entre gobiernos y banqueros corsarios y las necesidades de la economía, podrían arrancarles buena parte de lo que ya consideran como de su propiedad.
Isabel, reina de Inglaterra y de los corsarios, debiera tener un altar en todas las instituciones bancarias y financieras de Europa.
QMX/gom