LA COSTUMBRE DEL PODER: Campañas de odio

15 de junio de 2012
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9:38
Gregorio Ortega

Los sexenios de ambos presidentes de la alternancia son los de la provocación, los de la división de la sociedad en dos grupos en apariencia irreconciliables: los proles, y los demás. De allí la necesaria creación de un mito de carácter nazi, al igual que hicieron Hitler y sus allegados con los judíos. Polarizaron a la sociedad infundiéndole el miedo del peligro para México.
Naturalmente AMLO contribuyó a su propio descrédito, con su historia personal y sus acciones poselectorales en 2006, ruta que -lo señalan sus declaraciones- parece dispuesto a transitar una vez más, quizá la última.
Lo que hoy arroja como resultado campañas de odio, al estilo de los crímenes de odio. Esta observación es resultado del análisis detenido, meditado, de la amenaza que se cierne sobre México, sobre la sociedad.
El miércoles 13 de junio, en página impar de importante medio nacional, en la parte superior derecha, un octavo de plano para un desplegado dirigido al presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, a quien el responsable de la publicación, Alfonso Pablo Calderón Chávez, conmina a posponer las elecciones. El membrete para dar credibilidad a tal aberración es México merece más.
Alfonso Pablo Calderón Chávez tiene un blog -MexicoMereceMas.com- donde subió una carta al presidente de todos los mexicanos, en la que, entre otras cosas, afirma:
“Los jóvenes de México -los mexicanos más valientes- saben que Peña Nieto sería terrible como Presidente, y lo están deteniendo en seco. Pronto verán que los otros candidatos son iguales, y detendrán todo proceso electoral. Tienen razón: los mexicanos ya no nos conformaremos con votar por el menos peor; México merece más. Merecemos un gobierno de personas decentes que saben lo que hacen. México ya despertó, trae fuego en la sangre y no se detendrá.
“Hay una solución -y solamente una- para lograr que México prospere. Pero usted y los candidatos se oponen a ella porque han aceptado ideas equivocadas como dogma, sin sujetarlas a prueba de veracidad. Esas ideas han dañado profundamente a México, como abajo explico.
“Al final le propondré que realice un acto heroico, con el que los mexicanos podremos salir rápidamente de la pobreza y de la inseguridad. Los costos serán altos: la historia narrará que Felipe Calderón cometió errores, pero al final de su sexenio corrigió el rumbo. El PAN, PRI, PRD  -y los demás partidos- desaparecerán en su forma actual. Los senadores y diputados serán cesados, el Congreso de la Unión disuelto. Constituiremos un gobierno interino que corrija el rumbo y convoque a nuevas elecciones, en las que los candidatos sean personas competentes y decentes”.
No he leído invitación más ingenua al golpe de Estado democrático, pero así están las cosas en México, donde se acaricia cualquier idea para conservar el poder, o hacerse con él.

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