Abanico
¿Alguien puede creer que actualmente puedan comprarse votos? ¿Tienen tanto valor las camisetas, gorras, tortas, refrescos y despensas? ¿En algún momento pudo adquirírseles individualmente o, como en el mercado, se compran en manojo? La insidia de las izquierdas al “denunciar” la adquisición ilegal de votos muestra su estulticia, al tiempo que esconde su argucia.
En lo individual un sufragio resulta caro y poco confiable, demasiado para su significado. De allí la importancia que en su momento adquirió el corporativismo, hoy desacreditado en lo que queda; en su mayoría fue desmantelado para servir los intereses de las empresas por sobre los de los trabajadores y los de los políticos de oficio.
La única manera de negociar el valor político de los sufragios es como lo hacen los grandes sindicatos en los que todavía, al viejo estilo, el secretario general, el líder vitalicio y moral, ejerce el poder vertical y ferozmente, como ocurre con el SNTE y la CNTE, o con los que todavía tripula Martín Esparza, o el de los trabajadores del gobierno del DF, y, finalmente, el que contra toda lógica social mantiene en un puño Francisco Hernández Juárez.
Los que se mantienen aglutinados en un cadavérico Congreso del Trabajo, o los que estuvieron bajo la tutela de la CTM, hoy son tan importantes y ágiles como Joaquín Gamboa Pascoe.
Es posible, pero no probable, que el SNTE, la CNTE, lo que le queda a Martín Esparza, el sindicato de trabajadores del gobierno de esta ciudad y el de los telefonistas, se esfuercen por “orientar” el voto de cada uno de los agremiados, pero en ese caso y terminadas las cuentas -debido a las muestras de simpatía externadas por ellos-, las izquierdas negociaron más votos por ese camino, que el PAN y el PRI.
Lo otro es pensar que los mexicanos continúan viviendo en el México descrito por John Steinbeck en La perla, donde el autor pone en boca de Juan Tomás la respuesta precisa a la pregunta de su hermano, Kino:
-¿Qué otra cosa podía hacer? Todos son unos rateros.
Juan Tomás opina con toda seriedad. Era el hermano mayor de Kino y esperaba de él una prudente advertencia.
-Es difícil decirlo, respondió. Sabemos que nos roban, desde nuestro nacimiento hasta los precios exorbitantes de nuestros féretros. Pero sobrevivimos. No desafiaste a los compradores de perlas, sino a todo el sistema, toda una manera de vivir, y tiemblo por ti.
México está en una encrucijada. Hay un corrimiento en los factores de poder: del corporativismo y las otras columnas de los partidos, a los poderes fácticos. Lo hicieron como respuesta al desafío representado por Luis Donaldo Colosio y la alternancia. Lo hicieron para evitar que ocurriera de nuevo y posponer la transición, pero quienes están en la cúspide de la nueva organización de ese modelo político, parecen querer no darse cuenta que ese modelo no da para más, debido a la intromisión de Estados Unidos y a la violenta guerra al narcotráfico por ellos exigida.
Desafiaron a los vendedores de armas y de acciones de Wall Street. Es lo que se está pagando.