LA COSTUMBRE DEL PODER: Debate y propuestas

07 de junio de 2012
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8:36
Gregorio Ortega

Si EPN desea conservar su ventaja y acrecentarla, debe poner oídos sordos a los ataques y ofertar la transición, como lo hizo con la educación permanente.

Domingo, día del debate, ¿lo será también de definiciones y propuestas, o regresarán a la descalificación dos contra uno?

En estricto sentido de la definición del término en cuanto decidieron imitar las costumbres democráticas de otras naciones, lo escenificado en México es la presentación de un listado de buenas intenciones que nunca se respetan durante los siguientes seis años. Para que un verdadero debate se diera, los participantes tuvieron que haber sido miembros del Congreso y, además, haber hecho uso de la tribuna una y mil veces. ¿En cuántas ocasiones JVM la usó para defender las posiciones del PAN? Cuando Vicente Fox fue diputado, su única gracia consistió en denostar al presidente de la República en funciones. Es incapaz de crear y defender una posición ideológica y política. Calderón fue un legislador taciturno.

Hoy, quienes aspiran a hacerse con la banda presidencial son administradores públicos, operadores políticos, carentes de ese oficio que era requisito indispensable para participar con éxito en el ágora ateniense.

De allí que sea previsible que ambos segundones se unan para sacar los trapitos al sol del puntero, en un esfuerzo por exhibirlo y descalificarlo basados en supuestos o verídicos errores del pasado, y pierdan buena parte del tiempo a ellos otorgado en lugar de articular un discurso propositivo, con ofertas realizables y verificables. No se trata de que asuman compromisos, sino de presentar los pasos y tiempos legislativos, legales y constitucionales que son indispensables para iniciar la transición.

El papel de quien representa al PRI en el rol de puntero será el más difícil de articular, porque el infundio, la descalificación, el ataque artero y sin fundamento irrita, nubla el buen juicio y puede cederse a la tentación de responder lo que ya respondió en el debate anterior y durante las diversas actividades y entrevistas que ha tenido. Regresar sobre Atenco, la fallecida niña Paulette, las trasnochadas especulaciones acerca de la muerte de su primera esposa, la teoría que lo convierte en el candidato del canal de las estrellas, los gastos en imagen o los supuestos compromisos incumplidos, será error de quienes aspiran a desplazarlo de las preferencias electorales.

Pero el mayor error será de EPN si se distrae y responde. Sólo debe prestar atención a un ataque de tal magnitud que al terminar el debate sea detenido y puesto a disposición de la autoridad para ser sujeto a proceso legal.

Hasta el momento el priista ha presentado ofertas generales -salvo la referente a la educación de tiempo completo-, no ha dicho a la nación cómo piensa sacarla del basurero en que los gobiernos del PAN la colocaron. El país no cambiará porque se modifique la guerra panista contra la delincuencia organizada. La impostura de los 132 ha despertado a la sociedad, que espera otro nivel de discusión para estar segura que no es un regreso al pasado.

Si quiere gobernabilidad y convertirse en estadista, EPN debe, durante el debate, presentar los pasos que seguirá su gobierno para resolver el grave problema sistémico al que se enfrenta el Estado, porque el modelo político no da para más. Necesita ofertar la transición, consciente de que ésta no se resuelve con una coalición. Es su gran oportunidad.

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