Genio y figura/Francisco Buenrostro
Tirar alimentos todavía comestibles, equivale a mandar a la basura el alma, los principios y los valores, por anticuados que estén. Equivale a cancelar oportunidades para vivir la vida.
José Graziano da Silva, de la FAO, dio cifras espeluznantes: con la comida que se desperdicia y con los alimentos que los comerciantes tiran a la basura, podrían alimentarse 870 millones de personas anualmente.
Dejemos de lado el lujo y lo superfluo, porque un ser humano muy bien puede vivir sin alimentarse con caviar o trufas negras recién encontradas por los cerdos, puede prescindir de patas de cangrejo de Alaska, de langosta y, naturalmente, de un Vega Sicilia o un Petrus. Pero muere si deja de consumir las proteínas esenciales para estar alegre, pensar y hacer gala de inteligencia e imaginación, para divertirse y seducir.
Conozco matrimonios que dos veces por semana van de compras a la Central de Abasto, con el único propósito de adquirir lo que los comerciantes ya consideran de segunda, porque perdió frescura y en unas horas más será enviado a la basura.
Para documentar el optimismo de los mexicanos, la OCDE informa que la inflación anual en México en enero de 2013, fue la quinta más alta entre los 34 países que la integran, al ubicarse en 3.3 por ciento; además, consigna que los países con mayores tasas de inflación anual en enero fueron Turquía con 7.3%, Islandia con 4.2%, Hungría con 3.8%, Estonia con 3.4%, México con 3.25% y Holanda con 3.0 por ciento.
Dan cuenta también que la inflación en México ligó cuatro meses a la baja tras el nivel máximo registrado el año pasado, de 4.8% en septiembre, y por segundo mes consecutivo se ubicó dentro del objetivo de inflación anual, de 3.0% con margen de un punto porcentual, aunque se ubicó por arriba del promedio de la OCDE en el primer mes del año, la cual fue de 1.7% anual, lo que significa una desaceleración respecto al 1.9% en diciembre pasado. Esto se debió a un menor crecimiento de los precios de energía, que subieron 1.8% en enero, desde 2.9% en diciembre, mientras que los precios de alimentos se mantuvieron sin cambios en 2.1 por ciento.
¿Cuál es la opinión de las amas de casa? ¿Es cierto que los precios de los alimentos incluidos en la canasta básica continúan estables? ¿Cuál fue el verdadero incremento de los huevos, de la tortilla, de frutas y verduras, de la carne y el pollo y del tomate verde? ¿Y el incremento anunciado en los precios de las tarifas de luz y del transporte público?
¿A quién desean engañar? De idéntica manera a como la hija de Humberto Benítez Treviño fue expuesta al escarnio público por su prepotencia y estupidez, lo serán las autoridades del gobierno con el que el PRI regresa al poder, si insisten -como lo hizo el gobierno del PAN, que dejó de existir- en maquillar las cifras, porque la neta, la neta, es que la Cruzada Nacional contra el Hambre les urgía, y sin embargo la comida continúa tirándose a la basura.
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