Juego de ojos
Hoy que el equipo de EPN encargado de la diplomacia prepara el encuentro de su patrón con el presidente de Estados Unidos, es necesario y prudente preguntarse, y preguntarles, si el Destino Manifiesto continúa como principio doctrinario rector de las relaciones internacionales del Imperio, y lo que en el contexto actual significa.
Una de las consecuencias del atentado terrorista a las Torres Gemelas, del endurecimiento del islamismo y de la renovación de la pugna cultural entre Oriente y Occidente, es la vigencia reforzada de esa doctrina. No necesitan referirse a ella directamente; lo manifiestan ideológica y políticamente en el Acta Patriótica y el Registro de Nombres de Pasajeros.
Juan A. Ortega y Medina en su análisis Destino Manifiesto, expone: “Otra de las tesis justificativas del destino manifiesto, la regeneración, hunde también sus raíces redentoras en la teología calvinista y en la historia de la Inglaterra tudoriana”, de tal manera que en carta de Thomas Jefferson a Archibald Stuart -siempre de Ortega y Medina- y escrita en París, leemos: “Nuestra Confederación debe ser vista como el nido desde el que debe poblarse toda América, el norte y el sur. Debemos tener cuidado de no presionar demasiado a los españoles por el propio interés de ese gran Continente. Aquellos países no pueden estar en mejores manos de lo que están. Mi temor es que son demasiado débiles para sostenerse hasta en tanto que nuestra población pueda ser lo suficientemente populosa para irlos ganando pieza a pieza”.
Los hechos demuestran que están en eso, que para lograrlo se sirven de todo argumento, táctica o técnica, sean legales o no, como lo consignan los operativos encubiertos y la intromisión en asuntos internos de los países en los que necesitan mangonear.
A lo anterior es necesario añadir el tema de los migrantes, la movilidad mundial para transitar de un lado a otro en el mundo, y buscar refugio. ¿Cómo harán prevalecer el Destino Manifiesto en medio de ese avasallamiento de seres humanos, motivado por el hambre y la inseguridad?
Con motivo del fallecimiento de Eric Hobsbawm, El País publicó diversas notas necrológicas para significar su importancia y lograr que permanezca la impronta de sus ideas.
Del tema que nos atañe rescatamos su opinión sobre los inmigrantes. “En la situación actual, (…) se corre el riesgo de crear una sociedad dual: la primera caracterizada por la ciudadanía plena, dotada de plenos derechos; la segunda, compuesta por extranjeros con características de underclass permanentes. A algunos de ellos se les concederá ciertas formas de ciudadanía, pero a la mayoría se la considerará, en ciertos aspectos, como a una raza inferior, al menos desde el punto de vista de los derechos de ciudadanía. A corto plazo, las víctimas de esta situación no experimentarán plenamente las consecuencias, porque si eres un emigrado del África negra, aun sin derechos de ciudadanía estás mucho mejor ganándote la vida en Florencia, pongamos por caso, que en tu país de origen. Este proceso crea una sociedad de apartheid”.
Quizá y para ellos, el apartheid empieza al sur del Río Grande.
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