LA COSTUMBRE DEL PODER: EPN y el Congreso

03 de julio de 2012
 , 
8:00
Gregorio Ortega

En cuanto quede instalado el nuevo Congreso, el que ha de acompañar a EPN durante sus primeros mil días, la sociedad podrá constatar si los priistas, como roncan duermen, si efectivamente anuncian un nuevo sol, el fin de la oscuridad -como fugazmente dijera Abel Quezada cuando dirigió menos de 48 horas canal 13-, la instalación del Camelot mexicano del siglo XXI.

Si de verdad quieren que los mexicanos se reconcilien, si están urgidos de rehacer el tejido social para desterrar la violencia y conjurar la amenaza del Estado fallido y la insidia de los cerebros que administran el crimen organizado, la fracción parlamentaria del PRI en la nueva legislatura habrá de empezar a buscar los consensos, el diálogo, la negociación política, de la que se proclaman maestros, sobre todo porque están a un tris de obtener la mayoría absoluta.

Todos los priistas del entorno del candidato triunfante anhelaron el carro completo, como en los viejos tiempos. Como es posible que lo obtengan, el desafío para ellos será más complicado: no ceder a la soberbia producida por un apabullante éxito y, además, no aplastar a las minorías, pero sí convencerlas de ir con ellos por las reformas estructurales en materia económica, ya que la reforma del Estado podría ser pospuesta para siempre, ya que la transición del modelo político sería considerada innecesaria.

Como no habrá mayoría calificada en ninguna de las cámaras, lo que se requiere es que las fracciones parlamentarias acuerden unánimemente cuáles son las reformas urgentes que han de emprender, evalúen si es o no necesario el cambio de modelo político para que lo económico encuentre cauces de solución acordes a la realidad, a los recursos con los que cuenta el país.

Los maestros de la praxis política, los artífices de la negociación en corto, los constructores de acuerdos, todos coinciden en lo elemental para avanzar por ese camino y alcanzar el éxito: es necesario aprender a ceder, para conservar lo fundamental del proyecto, para hacerse con la victoria y la razón, para fortalecer al Estado y ennoblecer las instituciones, para servir a los gobernados y no solamente servirse de ellos.

Los números son implacables. Carece de importancia que la coalición PRI-Verde obtenga 36.33% de diputados y solo 16.33%, si juntos no logran una mayoría calificada para pasar las reformas necesarias; la fragmentación de las izquierdas y la manera de servirse de sus representados, los obligará a buscar alianzas, pero ¿quién puede confiar en ellos?; en cuanto a Acción Nacional, después del desprestigio en que deja sumido al partido la gestión de Genaro García Luna, dos presidentes y los resultados de la relación bilateral con Estados Unidos, mucho les costará ser humildes de nuevo y aprender a sumarse.

La composición del Senado obliga a ajustes similares en la búsqueda de esos acuerdos tan necesarios, pues el hecho de que la coalición PRI-Verde logre 21.87% y el PRI solo 28.12, no lo convierte en mayoría calificada. Lo que puedan sumar las izquierdas y la extrema derecha no dará para mucho.

Estamos a un tris de constatar si en el PRI, como roncan, duermen.

Carlos Slim, el hombre más rico del  mundo, también puede ser engañado, como lo muestra la manera en que administran TELMEX, Prodigy infinitum, la joya de su corona, la fuente de su enorme riquza. Cumplo 8 días sin servicio y sin explicación, pero a la hora de cobrar, cobran.

 

QMex/gom

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