
Visión financiera
Tradicionalmente culpan a los “gringos” de lo malo que sucede en México
Para establecer un diagnóstico de lo que sucede, es necesario que gobierno y sociedad asuman su responsabilidad, no culpar a otros.
Creí que el diagnóstico de lo que sucede en México estaba hecho, porque la manifestación de los problemas que deja impávidos a sus gobernantes y castiga a su sociedad, así parecía indicarlo. Estaba equivocado.
Para que dicho diagnóstico sea verificable y aproximado a la realidad -nunca será objetivo ni certero en cien por ciento-, gobernantes y gobernados deben asumir su responsabilidad histórica. Tradicionalmente culpan a los “gringos” de lo malo que sucede en México, de su intromisión en asuntos internos, pero eso ocurre porque los sucesivos gobiernos y la sociedad lo han permitido: con acuerdos bilaterales, con invitación, con sumisión, con obsecuencia. Sólo los mexicanos son responsables de su historia patria, para bien y para mal.
Una vez aceptado lo anterior, debe hacerse la declaratoria oficial del fallecimiento ideológico, político, social y educativo del proyecto de la Revolución, pues de otra manera toda reforma, toda iniciativa, todo deseo de transformación se hará bajo la sombra de algo que entró en agonía desde 1982, y hoy está muerto.
Después, habrá de precisarse si la globalización es únicamente un instrumento económico, o es un programa político; si la ideología política cedió su lugar a la economía de hoy, absolutamente distinta a las políticas económicas practicadas entre 1920 y 1980.
Sobre lo anterior, Eric J. Hobsbawm expuso: “…la globalización es un proceso que simplemente no se aplica a la política. Podemos tener una economía globalizada, podemos aspirar a una cultura globalizada, tenemos ciertamente una tecnología globalizada y una sola ciencia global; pero de hecho, políticamente hablando, el mundo sigue siendo pluralista, dividido en estados territoriales. […] En ese marco hay que preguntarse cuál será el debilitamiento de los estados-nación. ¿Será bueno, será malo? Ya se verá. Pero lo cierto es que no se les puede ignorar, no se puede analizar el mundo como si no existieran o no fuesen importantes. Porque en política es lo único que tenemos. Las posibilidades de que una sola autoridad global desempeñe una función política y militar eficaz son igual a cero”.
No coincido con la opinión de Hobsbawn, pero su aserto sólo será probable con la manera en que la CEE resuelva la crisis económica en que se encuentran inmersas varias de sus naciones miembros, y el modo en que el futuro gobierno mexicano, encabezado por EPN, decida sustituir lo que no existe por un proyecto de nación que conserve, para sus gobernados, un sentido de pertenencia, identidad nacional, dignidad, con el propósito de que se asuman las responsabilidades que hasta hoy todos han eludido.
Diego Valadés, en su calidad de presidente del Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional, propone rediseñar el sistema presidencial, lo que implica la necesidad de contar con un proyecto de nación para México, en el que se incluyan la ideología y el análisis del futuro del Estado nación.
A partir de mañana haré un esfuerzo por ofrecer al lector opciones para que se forme su opinión de lo que puede y debe hacerse para un mejor futuro.
QMX/gom