LA COSTUMBRE DEL PODER: Nuevo MP

06 de septiembre de 2012
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Gregorio Ortega

Tanto cuidarse, para terminar enseñando las orejas. Las consecuencias del intento de homicidio de dos agentes de la CIA -en la versión de The New York Times– son inequívocas: hacer público que el actual gobierno quiso impedir que la delincuencia organizada se adueñara del garaje, pero permitió que las agencias de inteligencia y de seguridad estadounidenses enseñorearan en la recámara. Ni para qué pensar en los resultados de semejante ayuntamiento.

Quizá para intentar acercarse a cierto grado de comprensión de lo ocurrido en la carretera federal a Cuernavaca, más que encontrar respuestas acertadas, hay que poner a trabajar el caletre en la búsqueda de las preguntas adecuadas, que de igual manera se quedarán sin contestar, pero que permitirán intuir las razones por las cuales decidieron la celada e intentaron ejecutarlos.

Si los documentos de Wikileaks retomados por Reforma se acercan a la verdad, los instructores de la CIA acudían a Xalatlaco, al “centro de entrenamiento de la Secretaría de Marina”, a algo más que a supervisar el avance de sus asesorados en el manejo de las armas. ¿Por qué no querían que llegaran a ese lugar? ¿Quién decidió detenerlos? ¿Qué no desean que se sepa?

Expone la información de Reforma: “El Acuerdo General de Seguridad de Información Militar (GSOMIA, por sus siglas en inglés), que se ha mantenido en reserva y permanece vigente hasta hoy, fue firmado en septiembre de 2008 entre el almirante Francisco Saynez, Secretario de Marina, y Paul McHale, subsecretario del Departamento de Defensa”. ¿Estaba enterado el Senado de la República?

El punto cuatro del mencionado Acuerdo establece: “Nadie, bajo ninguna circunstancia, podrá ser autorizado para tener acceso a la información clasificada únicamente sobre la base de su rango, posición o control de seguridad.

“La parte receptora no podrá suministrar la información a cualquier otra entidad gubernamental, persona, empresa, institución, u organización de la parte receptora o a cualquiera otra entidad de un tercer país sin el consentimiento por escrito de la parte que proporciona la información.

“La parte receptora no podrá utilizar la información para ningún otro propósito que para el que fue destinada si no tiene consentimiento por escrito de la parte que proporciona la información”. Puntualiza Reforma: Previendo la posible fuga de información, el Departamento de Defensa de EU, que fue el que propuso el Acuerdo, estipuló la forma en que debe llevarse el control de las personas que pueden tener acceso a la información compartida y el perfil de éstas. Se establece que “cada centro o establecimiento que maneje la información clasificada debe de llevar un registro claro de los individuos autorizados a tener acceso a esa información”.

Hoy, cuando autoridades de Estados Unidos funcionan como un MP -como puede constatarse en las imágenes- con extraterritorialidad, y después de leer lo del Acuerdo, no queda sino repetir las preguntas: ¿A qué iban a Xalatlaco? ¿A quién iban a interrogar? ¿Por qué los trasladaron de inmediato a su país? ¿No hablaban español los agentes de la CIA? ¿Estaban, tan numerosos policías federales, en un sencillo operativo anti secuestro? Nunca habrá respuestas.

QMex/gom

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