LA COSTUMBRE DEL PODER: ¿Quién manda?

28 de septiembre de 2012
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Gregorio Ortega

Sin embargo y debido a la impronta casi universal de la globalización, dejarse seducir por la teoría de las conspiraciones para intentar comprender lo que hoy ocurre, es casi una necesidad.

Una lectora con la que comparto inquietudes intelectuales, me envía un correo donde encuentro lo siguiente: Documentos desclasificados exponen gobierno secreto de Wall Street. Los grandes bancos, junto con la Reserva Federal de Estados Unidos, tejieron una red de poder supraestatal que inyecta miles de millones de dólares a sus arcas de manera secreta.

Sostiene el documento: “La crisis financiera detonada en 2008 y el posterior rescate, podrían ser un notorio inside job. Si bien esto es evidente para la mayoría de la gente que se interesa por el tema, documentos desclasificados de la Reserva Federal de Estados Unidos y publicados por Bloomberg, ejerciendo el derecho que otorga la ley de transparencia, muestran la dimensión fraudulenta del autorrescate. El público tiene ahora acceso a más de 29 mil páginas de documentos y a 21 mil transacciones adicionales que se ocultaron deliberadamente.

“Les Leopold resume, en Alternet, algunos de los puntos de esta jugosa secrecía:

  1. El conocimiento de los fondos secretos del rescate no se compartió con el Congreso de Estados Unidos.
  2. El financiamiento secreto suministrado a tasas inferiores al mercado, dio a Wall Street otros 13 mil millones de dólares de beneficios.
  3. Los fondos secretos financiaron fusiones de bancos, de modo que los principales bancos crecieron más. El dinero también permitió que los bancos aumentaran su cabildeo.
  4. Estos fondos secretos suministrados por la Reserva Federal de Estados Unidos no fueron dados a conocer al Congreso; mientras éste buscaba legislar para limitar el tamaño de los grandes bancos, el entonces jefe de la Reserva Federal, Timothy Geithner, se opuso. Argumentó que el tema era demasiado complejo para el Congreso, y que esas decisiones deberían ser manejadas por gente que conoce los mercados. Geithner en ese momento ya tenía conocimiento de los préstamos secretos que los bancos obtenían de la Reserva Federal.
  5. Los banqueros ocultaron la naturaleza de estos préstamos. El 26 de noviembre  de 2008 el CEO del Bank of America, Kenneth D. Lews, dijo públicamente a los accionistas que encabezaba “uno de los bancos más fuertes y estables del mundo”. Olvidó compartirles que ese día su banco le debía al banco central 86 mil millones de dólares.
  6. En marzo del 2010, el CEO de JP Morgan Chase & Co., Jamie Dimon, dijo a los accionistas que su banco había utilizado el programa de préstamos de la Reserva Federal,  Term Auction Facility, “a petición de la Reserva Federal, para motivar a otros a usar el sistema”. Olvidó compartir que  este banco neoyorkino había recibido casi el doble del dinero que tenía disponible el banco en préstamos.
  7. Cuando ya se sabía de la dimensión que tenía la crisis inmobiliaria, el secretario del Tesoro, Hank Paulson,  dijo al Congreso que se requerían reformas menores para protegerse del colapso de Fann Mae y Freddie Mac, y al mismo tiempo se reunía en secreto con ejecutivos de hedges funds y sus ex colegas de Goldman Sachs (fue CEO de este banco antes de ocupar su puesto en la administración de George W. Bush), para alertarlos sobre la inminente nacionalización de estas hipotecarias, lo que anularía su valor bursátil. El valor de esta información privilegiada es inestimable e incuantificable.
  8. Los seis bancos más grandes de Estados Unidos (Goldman Sachs, Citibank, Bank of America, JP Morgan, Wells Fargo y Morgan Stanley) atravesaron la crisis financiera con un crecimiento fabuloso: de 6.8 billones de dólares en activos en 2006, pasaron a 9.5 billones de dólares en 2011. Estos bancos gastaron 146 mil millones de dólares en compensaciones en 2010, un promedio de 126 mil dólares por empleado, lo que significa un aumento de 20% en cinco años. Mientras tanto, en solo meses, la crisis económica hizo que más  de 8 millones de personas perdieran su trabajo en Estados Unidos.

En México la película no es diametralmente distinta, pues acá la reforma laboral confronta al país y para de pestañas al Congreso. No es un secreto el cómo se hacen las cosas de aquel lado, pero allá se solazan acusando a los mexicanos de irredimibles corruptos y violentos narcotraficantes.

QMex/gom

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