Jubileo 2025: Llevar esperanza a donde se ha perdido
Por el momento resulta imposible calcular la dimensión y el peso de las consecuencias de los graves errores políticos cometidos durante 12 años de panato.
Pudiera pensarse que son muchos, pero se suman con los dedos de una mano, y sobran: se limitan a dos, pero densos, pesados. El de Vicente Fox Quesada, el presidente pronto a eludir su mandato constitucional y cuya actitud puede resumirse en su célebre frase: ¿Y yo, por qué?, fue haber convertido la institución de una sola persona, la Presidencia de la República, en la responsabilidad de la pareja presidencial. Ni siquiera gobernó, cedió el poder a su esposa, como Juan Domingo Perón se lo entregó a Isabel Martínez.
El de Felipe Calderón es grave y de consecuencias insospechadas, porque desconfió del poder conferido por la banda presidencial -que convierte a quien la lleva con donaire en jefe de las fuerzas armadas-, lo compartió con su subordinado, el general secretario de la Defensa Nacional, Guillermo Galván Galván, y éste a su vez hubo de compartirlo con sus subalternos.
El hecho consta en los anales de su sexenio, cuando un orondo Felipe Calderón Hinojosa, en febrero de 2007, decide sustituir el símbolo del Poder Ejecutivo por la casaca militar, las estrellas y la cachucha, para subordinarse, él mismo, al poder real de las Fuerzas Armadas, como lo demuestran las declaraciones de Cuitláhuac Salinas, ex titular de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada, quien reveló estar sujeto a una investigación en la Procuraduría General de la República, ya que colaboradores de Marisela Morales tratan de relacionarlo con grupos criminales, y por decisión de la ex procuradora, la Subprocuraduría fue utilizada por militares para afectar al general Tomás Ángeles Dauahare, quien llegó a ser considerado candidato a la Secretaría de la Defensa Nacional para el regreso del PRI al poder, y porque modificaría la estrategia del combate a la delincuencia organizada.
El ex subprocurador ofreció diversas entrevistas para dar a conocer que era un funcionario acotado, con diferencias de criterio frente a su jefa, la ex procuradora Marisela Morales, y que ella decidió dejar en manos de militares la Unidad Especializada en Investigación de Delitos contra la Salud, y excluirlo de las investigaciones que ellos realizaban.
“La PGR fue utilizada por personal que podía formar parte del Ejército, militares que estuvieran interesados en perjudicar al general. (De hecho), sólo tuve conocimiento de la detención del general Ángeles Dauahare hasta que me llamó Marisela y me preguntó si yo había detenido a un general, a lo que le respondí que no tenía idea de lo que me hablaba”, afirmó Salinas.
Salinas Martínez responsabilizó de la integración del caso conocido como “Los generales” al ex titular de la Unidad Especializada, el militar Gerardo Salazar Bolaños; mientras tanto, se esfuerzan por filtrar en los medios una versión que disculparía la negligencia constitucional de Felipe Calderón Hinojosa, en la idea de hacer crear a la sociedad que él no estaba enterado.
De ahí que el regreso del PRI resulte dramático, por lo que tiene la obligación de componer en la Presidencia de la República, aunque a lo peor ni puede.
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