Visión financiera
La periodista Sanjuana Martínez posee, además, la capacidad de fundir la imagen y la palabra en una expresión plástica, dolorosa, como la creada por los sobrevivientes del Holocausto para dejar constancia, reencontrarse ellos mismos. Allí está esa frase del niño que quiere, está urgido, necesita perderse para encontrar a su padre, levantado y sin paradero conocido, sin rescate solicitado como fundamento de un contrato de esperanza.
Si hay alguien que con inteligencia y ternura, con afecto y denuncia, con rabia y destellos de esperanza defiende la memoria de los que fueron levantados y secuestrados, de los que dejaron de ser, por capricho de un grupo de poder, de esos seres cuyos familiares empiezan a olvidarlos, es esta reportera que, como una estratagema para debilitar la importancia de su trabajo, fue detenida hace 22 días.
Anotan en el correo enviado: “El escándalo se suma a la sorpresa por la detención, el 5 de julio de 2012, en Monterrey, de Sanjuana Martínez, conocida por su lucha a favor de las mujeres y los niños víctimas de maltrato. Oficialmente el arresto de la periodista, por juicio de convivencia, es administrativo y se debe al proceso de divorcio que enfrenta con quien fuera su marido, el juez español Carlos Castresana Fernández. Reporteros sin Fronteras expresa su consternación por este argumento y reclama que sea puesta en libertad de inmediato”.
Resulta interesante observar cómo pueden establecerse relaciones de poder entre dos entes que están en bandos contrarios: los afectados por el trabajo de la reportera Martínez, en todo caso parte de la delincuencia organizada, y un juez español que pudo o no haber solicitado ayuda de las autoridades mexicanas, para intimidar a su ex esposa en el trámite de un divorcio.
Abunda el correo electrónico: “¿Quién puede creer seriamente que un proceso civil justifique que policías conduzcan a Sanjuana Martínez a una celda como una delincuente? El pretexto es tan poco creíble y falaz que, en el peor de los casos, podría traducirse como venganza personal de la juez que ordenó esta medida, con la que la periodista enfrenta un pasado contencioso; es el deseo de castigarla por su compromiso y postura.
“Este caso tiene que ver con el arresto mismo: la policía nunca notificó a la interesada el motivo de su detención ni le mostró una orden de aprehensión. La orden de aprensión fue dictada por la jueza Luz María Guerrero Delgado, con motivo del divorcio de la periodista y el juez Carlos Castresana, quien interpuso una demanda en su contra para quitarle la custodia de sus hijos. El conflicto entre ambas mujeres se originó cuando la reportera escribió un reportaje del allanamiento del albergue Alternativas Pacíficas, para mujeres víctimas de violencia física, ordenado por la jueza Guerrero Delgado en septiembre de 2008, para sustraer a dos menores al margen de la ley”.
Para honra de la administración de justicia, Sanjuana Martínez está libre.