Libros de ayer y hoy
¿Qué determina una acción gubernamental de esa índole? No hay justificación electoral que valga, pues está en juego el futuro de amplia zona de la nación, se sometió a 12 millones de mexicanos a la humillación del hambre, por decir lo menos, pues muchos, además de perder cosechas, ganado y kilos, fueron despojados de esa esencia humana que no debe mancillarse: la dignidad. Las consecuencias son diversas, unas muy graves, porque se manifestarán en las urnas o por medio de las armas, al unirse los muertos de hambre a los diversos grupos de delincuencia organizada, a los 132.
Leo, escucho y veo con azoro textos, voces e imágenes de legisladores, gobernadores, afectados y líderes agrarios, que no dan crédito a los argumentos esgrimidos por el Ejecutivo y sus empleados en la Secretaría de Gobernación, donde acuden cada vez que son convocados, sólo para darles largas, decirles que pronto, muy pronto, las asignaciones para aliviar los estragos causados por la sequía serían entregados a los gobernadores y a las diversas instituciones u organizaciones que ejercerán ese gasto con escrúpulo y en apego a la ley. Finalmente, a duras penas, adelantaron 12 mil de los 15 mil millones.
Pero nada, que el Congreso fue una y otra vez rechazado -en su solicitud formulada en noviembre de 2011- para que se le aprobara crear el fondo de contingencia de 15 mil millones de pesos para combatir los estragos -y sus consecuencias- de la sequía, como si estuviese determinado por entidades ajenas a las nacionales y a las humanas, pues 12 millones de mexicanos estuvieron obligados a sufrir para pagar las culpas -reales o ficticias- de cruentas políticas públicas, de vendettas personalizadas desde el poder, porque se les atraganta la respiración y la vida ante la posibilidad de que el PRI regrese a Los Pinos y tenga, una vez más, la oportunidad de demostrar que fueron más allá de las características biológicas de las serpientes -que únicamente mudan de piel-, porque los nuevos priistas se muestran dispuestos a que su partido deje de ser un club donde se reúnen cómplices y se establecen corruptelas, como ahora lo hacen en Acción Nacional.
La sequía muestra el verdadero rostro del presidente de la República, quien debió acordar hace seis meses con el Congreso los términos en que se formaría el tan ansiado fondo y la manera en que debió utilizarse, para que no sea usado como instrumento electoral.
Pero no, el titular del Ejecutivo mantuvo 12 millones de rehenes -al decir de la información- que inermes esperaron su anuencia, su beneplácito para que la necesaria ayuda fuese una realidad, apenas hace cuatro días.