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CIUDAD DE MÉXICO, 20 de noviembre (Quadratín México).- La principal causa de la hiperplasia prostática o crecimiento de la próstata, es la edad. Generalmente los hombres comienzan con los síntomas a los 40 años y su prevalencia aumenta conforme pasan los años, alertó el doctor Bernardo Gabilondo, jefe del Área de Urología Avanzada del Hospital Médica Sur.
Aproximadamente, 50 por ciento de los varones de 60 años padecen esta patología, y experimentan síntomas irritativos u obstructivos, que van desde leves, moderados y severos.
Es un padecimiento que al estar relacionado con la edad, “no se puede prevenir”. Se sabe que puede iniciar a partir de los 40 años, pero se desconoce “si el paciente va a desarrollar un problema”, por ello lamentó que hasta el momento no se pueda saber si un adulto cursará con daños mayores.
Como la hiperplasia prostática depende de la edad y no con los estilos de vida, se sabe que el 90 por ciento de los adultos de 85 años van a registrar este mal, ya sea en grado leve, moderado o severo.
Durante una charla con la Agencia Información Quadratín México, el doctor Gabilondo explicó que hay un vínculo entre el agrandamiento de la próstata y la testosterona, hormona masculina que al convertirse en dihidrotestosterona influye en su crecimiento.
La próstata normalmente mide entre 20 y 25 centímetros cúbicos. Cuando sobrepasa esta medida, es señal que el adulto inicia con hiperplasia. Siendo así que una próstata por arriba de los 40 centímetros cúbicos va a tener tres veces mayor posibilidad de experimentar síntomas irritativos u obstructivos.
La frecuencia, intermitencia, flujo, urgencia, llenado y disminución en la fuerza del chorro, entre otras manifestaciones, se dan de acuerdo al tamaño de la próstata.
Para clasificar el tipo de señales de la enfermedad, el médico se basa en el Índice Internacional de Síntomas Prostáticos y mediante el resultado que arroja el cuestionario que se hace al adulto se determina el nivel del padecimiento.
La mayoría de los casos responden a tratamientos conservadores, que consisten en tomar medicamentos alfa bloqueadores que relajan la próstata y favorecen la micción, aliviando las molestias.
En el caso de próstatas muy grandes, por arriba de los 40 o 50 centímetros cúbicos, “se da un inhibidor de la cinco alfa reductasa” que evita que ésta siga creciendo, además disminuye la posibilidad de una futura cirugía.
Para descartar que la hiperplasia prostática benigna curse por un cáncer de próstata, es necesaria la toma del antígeno prostático específico, así como de un examen rectal, ya que se puede padecer de ambas patologías al mismo tiempo.
El jefe del Área de Urología Avanzada del Hospital Médica Sur, Bernardo Gabilondo explicó que es forzoso hacer un examen rectal, ya que la persona puede mostrar un antígeno prostático normal, pero al momento de la exploración este puede mostrar signos anormales.
Indicó que pese a los adelantos médicos, es forzoso hacer un examen rectal para eliminar la sospecha de algún proceso maligno en la próstata. Hasta el 25 por ciento de los casos, llega a presentar un antígeno normal con un tacto anormal.
Cuando el resultado del antígeno prostático específico revela que éste es elevado, se procede a realizar una biopsia de la próstata para descartar la existencia de cáncer.
El especialista explicó que cuando la próstata está agrandada y no hay una atención oportuna, puede provocar complicaciones secundarias que van desde infecciones de vías urinarias, formación de cálculos a nivel de la vejiga por estasis, sangrado y hasta insuficiencia renal por el proceso obstructivo que causa la próstata.
Asimismo, cuando hay un proceso obstructivo crónico, puede generar daño directo hacia la vejiga, conocido como vejiga neurogénica, es decir, pierde la capacidad de contraerse para poder vaciar la orina.
Explicó que cuando un paciente tiene una próstata de 40 centímetros cúbicos o más con un antígeno de 2.5 o superior, tiene un riesgo mayor de requerir un procedimiento quirúrgico a nivel de la próstata.
Si el enfermo responde de primera instancia al tratamiento a base de medicamentos, la mejoría puede mantenerse por tiempo indefinido, de lo contrario, el siguiente paso sería la cirugía.
No obstante, pese a la intervención quirúrgica la próstata puede volver a crecer después de cinco o 10 años y causar síntomas urinarios.
Aun cuando hay adelantos médicos como es el caso del Green Ligth, tecnología de última generación para el tratamiento de la hiperplasia prostática benigna, la atención oportuna es primordial para evitar complicaciones, ya que es una enfermedad que no se puede prevenir.
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