Alfa omega/Jorge Herrera Valenzuela
@guerrerochipres
Millones de ciudadanos piensan en la seguridad como un escenario de su vida cotidiana, de su entorno inmediato, antes de visualizarla como un tema bélico entre naciones, un fenómeno de migración resultado de la exclusión social y que implica un trato xenófobo en el intento de las personas por llegar a un destino o la desigualdad de género producto de los micromachismos.
Sin embargo, las violencias tienen otros rostros. Están presentes, por ejemplo, en el uso de la ley para mantener el status quo, en el desequilibrio entre opulencia y distribución de la riqueza, la privatización de servicios o la discriminación.
La seguridad en el mundo enfrenta desafíos no tradicionales. Ampliar las acciones que la ONU pueda ejercer es una de las propuestas frecuentes a favor de las sociedades con mayores rezagos.
En ese escenario, durante su participación este martes en el Consejo de Seguridad del organismo, en Nueva York, el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, colocó a la corrupción como el origen de la desigualdad y exclusión que conducen a la falta de seguridad y de justicia.
El acento fue puesto en grupos vulnerables (mujeres, indígenas, migrantes) en los que las condiciones que los afectan tienden a normalizarse y no ser visibilizadas como elementos que limitan su desarrollo humano.
La exclusión cotidiana tiene a las mujeres como el sector más afectado, sin participación en la toma de decisiones y detrás de las políticas públicas, con violencia de género y trato discriminatorio.
Micro violencias que son cotidianas y no se denuncian ni se atacan y que, incluso, provienen del espacio que se podría considerar de seguridad y de las personas de “confianza”: el hogar y las parejas sentimentales.
El mensaje común de los participantes en el Consejo de Seguridad estuvo centrado en la seguridad que, si bien incluyó a la guerra y los riesgos militares, cifró su interés en las exclusiones que mantienen la marginación y la brecha entre poblaciones del mundo.
La contención de la migración, profundizada este año en Centroamérica, por citar un ejemplo, es un fenómeno que exige planteamientos conjuntos que atiendan las causas: la falta de oportunidades de desarrollo en los países de origen de los migrantes.
La sesión del Consejo de Seguridad de la ONU —en las que han participado todos los presidentes mexicanos desde Luis Echeverría— fue una ventana de oportunidad para visibilizar los diferentes rostros de la inseguridad y la necesidad de políticas integrales de atención, no solo al interior de los países, sino a nivel mundial.
Salvador Guerrero Chiprés es Presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México