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PEKIN, China, 21 de junio de 2017.– Para evocar la grandeza de la China imperial, este pueblo de cultura milenaria, orgulloso de su historia, conserva imponentes monumentos, como la Gran Muralla, considerada la mayor obra de ingeniería del planeta y clasificada como una de las Siete Maravillas del Mundo, y también la Ciudad Prohibida.
Ambos monumentos, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, fueron visitados por el grupo de periodistas del Club Primera Plana invitados por la Asociación Nacional de Periodistas de China, y aunque algunos de los visitantes ya los conocían, todos mostraron admiración ante su majestuosidad.
Para acceder a la Gran Muralla China existen varias opciones, pero la logística a cargo del grupo visitante escogió ingresar por Juyongguan, a 50 kilómetros de Pekín, en el tramo sobre las montañas Cuiping y Jingui, (con alrededor de 1500 metros de altura).
Periodistas del Club Primera Plana en la Plaza de Tiananmen
Sin duda, la Gran Muralla China, desde 2007 una de las nuevas Siete Maravillas del Mundo, es uno de los principales emblemas del país asiático.
Pese a la creencia extendida, nunca fue una única edificación defensiva, sino se fue erigiendo en distintas épocas, durante diferentes dinastías y cumplió diversos fines.
Las primeras fortificaciones amuralladas para protegerse de las tribus nómadas de la estepa surgieron en el llamado periodo de Primavera y Otoño, entre los años 770 y 476 a. C.
Durante la historia de esos más de dos mil años se sucedieron momentos épicos de triunfos militares del ejército imperial chino contra los bárbaros, pero también existen grandes derrotas, como la sufrida a manos de los mongoles, iniciada por Gengis Kan y concretada por su nieto Kublai Kan, quien fundó la dinastía Yuan. Otra fue la invasión de los manchúes.
También hubo periodos de cierta paz, gracias a que se realizaron transacciones comerciales deficitarias y entrega de subsidios a los amenazantes invasores y hasta de información estratégica por parte de soldados chinos amagados por los nómadas y sus propias condiciones precarias de vida.
Estando la dinastía Ming en el poder (1449-1664) se recupera la estrategia de crear una barrera defensiva y se decide construir la actual Gran Muralla.
Se empleó en la mayoría de los tramos una combinación de zócalo de piedra y alzado en ladrillo. Este sistema era mucho más caro que los anteriores –se ha llegado a decir que cien veces más–, pero también resistía las inclemencias del tiempo mucho mejor.
Gran Muralla en Juyongguan
Aunque, como se ha constatado, la eficacia militar de esta barrera fue siempre relativa: con el paso del tiempo, la Gran Muralla, se ha convertido en símbolo del orgullo colectivo del pueblo chino y en el icono más conocido del país.
Subir hasta donde tus propias fortalezas lo permiten es siempre una gratificante experiencia, por el panorama que ofrece esta maravilla del mundo a la vista y a los sentidos.
La Ciudad Prohibida
Otro monumento de visita obligada para el extranjero en China es la Ciudad Prohibida, ubicada en la ciudad de Pekín, sede del Palacio Imperial, ocupado por las dinastías Ming (1449-1644) y Qing (1644-1911).
Su nombre se refiere a que el sitio fue por siglos un lugar inaccesible para el pueblo, ya que los emperadores, eran considerados parte de la casta divina.
Esta residencia real fue ocupada por los 24 emperadores chinos que gobernaron durante más de cinco siglos, desde 1420 hasta 1949, por lo que es un espacio histórico de primer orden.
Con la novedad de que recientes excavaciones han descubierto que en sus cimientos podría estar un palacio Mongol, reducto de la invasión de los Kan en la época precedente.
El Palacio Imperial fue construido durante la dinastía Ming (1369-1644). Según la leyenda se sigue la estructura china de los llamados “palacios celestiales”, para unir al hombre con el cielo.
Interior de la Ciudad Prohibida
Dicen que Zhu Yuanzhang, padre del emperador Zhu Di, ordenó su construcción a Liu Bowen, quien días después pidió audiencia con el emperador y le dijo:
“Su Majestad, ayer por la noche tuve un sueño, y en el sueño el emperador de Jade me pidió informarle que el número de palacios celestiales es de 1000 y los palacios de la tierra no pueden superar ese número.
Además, que debe tener 36 Jing Gang Sha y 72 Di Sha para proteger el palacio y traer paz y armonía al país. ¡Hay que recordar esto! El emperador de Jade se envolvió en una niebla perfumada y desapareció, entonces me desperté…”
El emperador exigió a Liu Bowen acatar las especificaciones. Tras 14 años de arduo trabajo y la participación de más de 200 mil artesanos quienes utilizaron maderas preciosas para edificarlo, Bowen cumplió y entregó el Palacio Imperial, disponía de 999 y medios salones y los edificios eran tan grandiosos que parecían protegidos por los mismos dioses.
Dicen que esta leyenda se extendió e hizo que los enemigos no se atrevieran a invadir la Ciudad Prohibida. A ello contribuyó, sin duda, que el Palacio está rodeado por una muralla de 7.9 metros de altura y un foso lleno de agua de 6 metros de profundidad por 52 m de ancho. Además de contar día y noche con vigías apostados en las torres.
Sea como fuere, si se viaja a China es obligado visitar la Ciudad Prohibida y recorrer este complejo palaciego muestra de la arquitectura china tradicional, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1987 por la UNESCO.
La Ciudad Prohibida ocupa 72 hectáreas, y su recorrido se extiende a lo largo de más de un kilómetro, donde se suceden palacios, templos y estancias adornadas con sus míticos dragones y leones. Cuenta con más de 980 habitaciones restauradas, extensos patios, un jardín y un museo donde se exponen más de 55 mil objetos reliquia.
La entrada a la Ciudad Prohibida es por la puerta norte de la plaza Tiananmen. Esta es conocida como La Puerta de la Paz Celestial, y fue donde el expresidente Mao Zedong o Tse Tung proclamó la fundación de la República Popular de China en 1949.
Y en el centro de la Plaza de Tiananmen, además de otros lugares históricos y museos, se encuentra el Mausoleo en el que yace el cuerpo embalsamado del líder comunista, fundador de esta nación.
Pagoda en la Ciudad Prohibida