Día de los Santos Inocentes, una fecha para orar por niños que sufren
CIUDAD DE MÉXICO, 11 de noviembre (Quadratín México).- La obra de la poetisa mexicana Sor Juana Inés de la Cruz continúa vigente, ejemplo de ello es el certamen que lleva su nombre: Concurso de Tesis de Género Sor Juana Inés de la Cruz, que en días pasados concluyó.
Los premios, con los que se recuerda la ardua labor por la igualdad de género que emprendió la poetisa mexicana, fueron otorgados en las categorías de doctorado, maestría y licenciatura, y estuvieron dotados con 50 mil, 40 mil y 30 mil pesos, respectivamente, informó el portal “inmujeres.gob”.
Las ganadoras, precisó, fueron Juliana Vanesa Maldonado Macedo, Ana Celia Marín Cabriales, Rosario Margarita Vázquez, Nayeli Sánchez Becerril, Diana Nizarindani Rodríguez, Tania Hernández, Rocío del Carmen, María del Pilar Cruz Pérez, María Elena Figueroa, Olga Nelly Estrada y María Georgina Rivas.
Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana vino al mundo el 12 de noviembre de 1648 en San Miguel de Nepantla, Amecameca, según las biografías que difunden portales oficiales como “bicentenario.gob.mx” y biblioteca virtual Miguel de Cervantes.
Aunque otras fuentes como la Universidad del Claustro de Sor Juana señalan su nacimiento en el año 1651, año en el que según la Biblioteca Cervantes, la pequeña Juana Inés, tenía ya tres años y había aprendido a leer, escribir y contar, lo que la había convertido en una niña prodigio.
Hija de un padre vasco y madre mexicana, Juana se crió con su abuelo materno Pedro Ramírez en la hacienda de Panoayan, donde demostró sus amor por las letras y pidió ser enviada a estudiar a la Universidad, cuando apenas tenía siete años.
Su revelación como poetisa se dio al año siguiente, cuando escribió su primer poema para la fiesta de Corpus, según la biografía de la escritora mexicana publicada en el portal “mexicodesconocido.com”.
Tras la muerte de abuelo en 1956, la pequeña Juana fue enviada por orden de su madre a la Ciudad de México, donde vivió con su hermana María Ramírez, esposa del acaudalado Juan de Mata.
Fue en la capital del país, donde Sor Juana estudió latín bajo la instrucción Martín de Olivas, quien quedó sorprendido cuando descubrió que la joven estudiante logró dominar la lengua en tan sólo 20 lecciones.
El amor por la literatura llevó a Sor Juana a leer mucho, tanto autores clásicos como griegos y españoles. Sin embargo, dado su condición como fémina en 1664 la poetisa ingresó a la corte como dama de compañía de la virreina, Leonor María Carreto, marquesa de Mancera.
Durante este periodo, el virrey, quien escuchó algunos sonetos de la joven poetisa dedicados a su esposa, quedó admirado e hizo reunir a cuarenta letrados de todas facultades para someterla a un examen del que salió triunfante.
Luego de un tiempo llevando una vida como cortesana, Sor Juana ingresó a un convento, ya que éste representaba la única salida ante el matrimonio; en un principio entró al convento de San José de las Carmelitas Descalzas en 1667, no obstante la severidad de las reglas la obligó a desertar tres meses más tarde, para ingresar a la orden de las jerónimas, en el convento de Santa Paula, donde profesó el 24 de febrero de 1669.
En este recinto, Sor Juana Inés de la Cruz hizo oficios de contadora y archivista pero, más la mayor parte de su tiempo dedicó al estudio y a la escritura, ejemplo de ello fueron sus más de cuatro mil volúmenes, mapas y aparatos de medición que albergó en su celda.
En 1671, la vida de la escritora, quien fungía como profesora estuvo en peligro al enfermar de tifus, sin embargo, logró recuperarse.
El año de 1680, compuso “Arco Triunfal del Neptuno” alegórico de los virreyes recién llegados, los marqueses de la Laguna.
A partir de este momento la fama de la monja jerónima así como su madurez en las letras van llegando de uno en uno, además de recibir apoyos económicos para sus proyectos personales y conventuales.
De acuerdo con la biografía de Sor Juana Inés de la Cruz de la investigadora Lourdes Aguilar Salas su buena relación con la Corte le permitió escribir más y en 1676 publicar algunos de sus villancicos que continuarían hasta 1691.
La mayor parte de su obra se publicó en un volumen en Madrid, conocido como la “Inundación Castálida de 1689”.
En 1690, Sor Juana escribió la conocida “Carta Atenagórica”, cuyo nombre original fue “La crisis de un sermón” y un año más tarde creó “Respuesta a Sor Filotea”, en la que plasmó varios datos autobiográficos.
Hacia el año de 1692, publicó el segundo volumen de sus obras, y escribió “Enigmas para la Casa do placer de las monjas portuguesas”.
El 17 de abril de 1695, Sor Juan Inés de la Cruz nuevamente enfermó de tifus, no obstante esta vez no logró recuperase y murió.
Sus restos fueron sepultados en el coro bajo de la iglesia del templo de San Jerónimo, actualmente ex templo de San Jerónimo de la Universidad del Claustro de Sor Juana.
QMX/ntx/oab