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CIUDAD DE MÉXICO, 29 de marzo (Quadratín México).- Pese a que el 90 por ciento de los mexicanos son católicos, la Semana Santa no es solamente una tradición religiosa y momento de recordar el sufrimiento y el dolor de la Vía Crucis de Jesús, sino que se ha transformado en un periodo vacacional en que la gente se va la playa o de regreso a sus lugares de origen o simplemente días para descansar.
México carece de una religión oficial, según su aún vigente Constitución de 1917, y ninguna Iglesia está autorizada a participar en la educación pública, pero hay festividades religiosas como la Semana Santa y la Navidad que son fiestas nacionales y todos los años todas las escuelas, públicas y privadas envían a sus estudiantes a un período vacacional.
Estas festividades se celebran como vacaciones y de manera religiosa en muchos de los países de Latinoamérica, en algunos países de Europa e inclusive Filipinas, que está en Asia.
Cada año nos preguntamos cuánto tiempo se adelantará o retrasará la Semana Santa y por qué siempre hay luna llena en esta fecha.
La razón de su ubicación en el calendario se justifica por motivos históricos, religiosos, y astronómicos.
La Semana Santa siempre, en cualquier año, inicia entrada la primavera, 21 de marzo, y la Pascua será el primer domingo tras la luna llena.
En México, entre muchos otros países, el calendario vigente se basa en el calendario cristiano, que celebra la Pascua, en memoria de la resurrección de Jesucristo.
La última cena, el Jueves Santo según los cuatro evangelios, los apóstoles celebraron con su Maestro la “Pascua Judía”, conmemorando el éxodo de los israelitas de Egipto, conducidos por Moisés a través del Mar Rojo.
Roma, de manera paulatina, impuso que la Pascua fuese en domingo, y además el progreso en astronomía detectó el movimiento de precisión, con el consiguiente retraso de 50 segundos por año en la entrada de los equinoccios.
La Semana Santa empieza ya que ha terminado la cuaresma, el tiempo de conversión interior y de penitencia.
Con la Semana Santa para los católicos ha llegado el momento de conmemorar la pasión, muerte y resurrección de Cristo.
Después de la entrada triunfal en Jerusalén, toca asistir a la institución de la Eucaristía, orar junto al Señor en el Huerto de los Olivos y acompañarle por el doloroso camino que termina en la Cruz.
Durante la Semana Santa, las narraciones de la pasión renuevan los acontecimientos de aquellos días; los hechos dolorosos podrían mover nuestros sentimientos y unidad espiritual con los seres humanos que nos rodean.
Para la celebración religiosa de la Semana Santa, la Iglesia invita a todos a hacer una introspección, haciendo un alto en las labores cotidianas para contemplar con detenimiento el misterio pascual, con el corazón dispuesto a escuchar, con el ánimo de lograr un verdadero arrepentimiento de los pecados de cada quien y un sincero propósito de enmienda.
En los inicios de la cristiandad ya se acostumbraba la visita de los santos lugares.
Mientras tanto, el Vía Crucis pretende reavivar en la mente y el corazón la contemplación de los momentos supremos, propiciando actitudes íntimas y cordiales de compasión ante las desgracias ajenas, confianza, gratitud, generosidad e identificación con lo bueno y correcto en nosotros.
La Vía Crucis es meditación, casi escenificada y alternada con cantos y oraciones, nos ayuda no sólo a recordar nuestros sufrimientos para descubrir la profundidad, el drama, el complejo misterio de lo bueno que nos rodea.
El Vía Crucis es un ejercicio espiritual de gran arraigo en la piedad tradicional de la Iglesia Católica.
México cuenta con una población de unos 112 millones de habitantes según un censo de población reciente del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), y un 90 por ciento de sus habitantes dicen pertenecer a la religión católica, y el restante a otras religiones.
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