Tapatío remonta y campeona ante Celaya
CIUDAD DE MÉXICO, 24 de agosto de 2016.- Cuatro de los medallistas olímpicos mexicanos en la pasada edición de Río de Janeiro, arribaron a la capital mexicana la mañana de este miércoles en medio de música de mariachi.
Los ganadores de la plata Germán Sánchez en clavados, Lupita González en marcha femenina y María del Rosario Espinosa en taekwondo, así como el bronce de Ismael Hernández en pentatlón moderno, fueron recibidos por algunos de sus familiares, amigos, medios de comunicación y la Secretaría de Marina (Semar).
En conferencia de prensa, Sánchez comentó que sentía tristeza que en México se castigara y señalara la actuación de la delegación olímpica en los pasados Juegos Olímpicos, sobre todo porque no se ganaba una medalla a poco más de la mitad de la competencia.
“Me daba tristeza que las personas en México no valoraron lo que hicimos todos los días, todos tuvimos el mismo camino, todos lloramos, todos sufrimos, con dolor al entrenarnos, la gente que de verdad estuvo cerca de nosotros, fue la que nos impulsó, de mi parte yo traté de empujar en los comentarios y de hacer un buen trabajo.
“Creo que a Germán Sánchez lo hace más que una medalla olímpica para transmitir un mensaje a la juventud y eso lo hace grande, porque se busca dar un mayor impulso y sobre todo para mejorar”, aseguró el especialista en la fosa de 10 metros.
Por su parte, la marchista mexiquense Lupita González manifestó su descontento en no poder haber alcanzado la presea dorada, sobre todo cuando estaba a unos metros de llegar a la meta.
Compartió que se preparó hasta el final para poder cristalizar su sueño olímpico, agradeció a su familia y entrenadores que la apoyaron para alcanzar el podio de Río.
“Representa mucho trabajo, al principio hubo caminos diferentes, he trabajado con mis compañeros y llegar en forma para tener estos triunfos, si acepto que hubo un momento en que me desesperé y son kilómetros y kilómetros, no sentía las piernas y me sentía capaz de acabar la competencia.
“Mis proyectos estaban hasta Río, ahorita traigo una visión diferente y ahorita tengo oportunidad de seguir, me quedé tan cerca de la medalla de oro y se me quedo tan cerca, pero si sigo en esto lo consideraré para el próximo ciclo olímpico”, comentó González.
Mientras que la taekwondoín y triple ganadora olímpica manifestó que tomará unas vacaciones para pensar sobre su futuro y considerar si participará en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
“Necesito un descanso y ahí valorare si seguimos para otros Juegos Olímpicos, sí me motivaría por el deseo de estar en uno juegos, es pesado clasificar, pero siempre es muy importante y representar a mi país es todo un sueño y la preparación en todos los aspectos, pero no me quiero precipitar y disfrutar este triunfo.
“Ahí ya tomaré mi decisión y si mi cuerpo y mente quieren lo haré y si es así, lo haré, me siento muy contenta y me prepare para la medalla de oro y me cuelgo esta medalla para mi pueblo, lo que sigue es disfrutar, creo que es algo muy personal de que no buscaba hacer historia y alcanzar el objetivo”, dijo Espinoza.
El menos esperado
Ismael Hernández llegó a Brasil sin tanto cartel, sin estar en las posibilidades de entrar en el cuadro de medallas o en las perspectivas de los expertos y mucho menos en una disciplina que no es muy común en México.
Incluso, solamente se tenía la esperanza de que la delegación Mexicana triunfara en el triatlón, donde Crisanto Grajales, campeón panamericano, pudiera colgarse al fin metal.
“No me sentí decepcionado porque no había medios, porque me dejo más limpio y suelto para hacer mi competencia y si es un medalla secreta, fue una planeación casi kilométrica por parte de la federación y gente involucrada en este proceso, es un evento único para un deportista, yo pedí llegar siete días antes de la competencia para aclimatarme ya tenía todo pensado para ganar esta medalla.
“Gracias al estado mayor y de la defensa por prestar los caballos para hacer los mejores entrenamientos”, señaló.
Al término, los atletas se retiraron del salón de Usos Múltiples de la Terminal 1 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), para convivir con sus familiares después de haber estado dos semanas en Río de Janeiro.