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TRÍPOLI, 30 de septiembre (Quadratín México).- Cientos de libios entregan sus armas en centros de recolección del ejército en Trípoli y Bengasi, como parte de una campaña organizada por las fuerzas armadas y la televisión privada Al Hurra, reportó hoy el diario The Tripoli Post.
La recolección comenzó el sábado en Trípoli y Bengasi, las dos ciudades más importantes del país, y fue organizada luego de las manifestaciones de días atrás que lanzaron una apelación al desarme y la pacificación sobre todo para las milicias de ex combatientes.
Rifles de asalto, pistolas automáticas, cañones antiaéreos, lanzacohetes e incluso tanques fueron entregados a las fuerzas armadas.
El gobierno estima que 200 mil personas en Libia poseen armas tras el derrocamiento del fallecido dictador Muamar Gadafi, el año pasado.
En Trípoli, los organizadores que recibieron los pertrechos bélicos en la Plaza de los Mártires precisaron que dos tanques estaban entre los artefactos entregados por al menos 200 ex combatientes.
En Bengasi, más de 800 ciudadanos entregaron sus armas en el principal punto de recepción, entre ellas cañones antiaéreos, minas antipersonales, lanzacohetes y proyectiles de artillería.
Hasta ahora, el ejército había lanzado varias campañas de este tipo, incluso ofrecía empleos a cambio de sus armas, sin embargo la respuesta era poco entusiasta.
Tras el ataque contra el consulado de Estados Unidos en Bengasi, el pasado 11 de septiembre, que causó cuatro muertos, entre ellos el embajador Chris Stevens, miles de personas denunciaron la impunidad de las milicias y obligaron a las autoridades a iniciar una nueva campaña de desarme.
A raíz de la muerte del embajador estadunidense, el presidente de la Asamblea General de Libia, Mohammed Magarief, se comprometió a desmantelar todas las milicias ilegales.
El gobierno libio ha pedido a todas las milicias disolverse o unirse a un centro de mando del ejército, que realiza tareas de coordinación.
Esta colecta representa una ínfima parte de las armas saqueadas en masa de los arsenales durante la caída de Gadafi en 2011, pero se trata de un paso adelante en un país donde la inseguridad lleva a los habitantes a protegerse a sí mismos.
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