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CIUDAD DE MÉXICO, 6 de diciembre de 2020.- Como una última llamada a quedarse en casa, la Arquidiócesis de México advirtió del gran peligro que se corre si se asisten a festejos masivos para venerar a las imágenes religiosas y celebrar la Navidad.
A través de su editorial dominical titulada Última llamada… ¡Quédate en casa!, la Iglesia católica pidió a todos los creyentes a festejar en el hogar todos estos eventos que tradicionalmente se realizaban en aglomeraciones.
Recordó que en los últimos 10 días se han registrado casi 100 mil contagios de Covid 19; una cantidad equivalente al 8.3 por ciento de los 1.15 millones de casos detectados desde el inicio de la pandemia en México, hace nueve meses.
Al referir que el número de pruebas ha aumentado, particularmente en la Ciudad de México, donde se realizan 20 mil al día, ha permitido conocer con mayor certeza el número de contagios, y de esta manera proceder a su aislamiento, también es cierto que se han relajado las medidas de cuidado y prevención, razón por la cual la Organización de las Naciones Unidas pidió a nuestro país ( autoridades de gobierno, líderes sociales y ciudadanos) tomar en serio el visible repunte de la pandemia, y hacer lo que esté en nuestras manos para detenerlo.
«Desde la Arquidiócesis Primada de México aprovechamos este espacio para hacer un llamado urgente a todos los ciudadanos a limitar sus salidas, a evitar las reuniones innecesarias (especialmente en espacios cerrados), a extremar las medidas de prevención y a reaccionar lo más pronto posible si existe la mínima sospecha de ser portadores del virus.
Cada año, la Solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe es un espacio de fe y esperanza para millones de personas en México y en muchas otras partes del mundo, pues Ella vino a quedarse con nosotros para ofrecernos su protección y amparo.
No obstante, en esta ocasión la pandemia representa un gran peligro para los peregrinos, por lo que no podemos celebrar las festividades como estamos acostumbrados», sostuvo.
Señaló que es momento de tomar decisiones difíciles, pero necesarias, por lo que la decisión de cerrar la Basílica de Guadalupe, del 10 al 13 de diciembre, fue una medida histórica, pero basada en la responsabilidad y en la solidaridad.
«La Navidad que queremos, el Año Nuevo que deseamos, dependen de esta oportunidad inigualable de regalarnos amor, vida y la esperanza de que, juntos, superaremos pronto esta difícil prueba», concluyó.