Tregua verbal
Profesionalización empresarial para el desarrollo económico
El 2018 es un año crucial que marcará un antes y un después. Nos encontramos ante el advenimiento de sucesos que reorientarán al país hacia rumbos radicalmente opuestos a los sexenios anteriores. Vendrán nuevos paradigmas y nuevas formas de ser y de pensar en todos los ámbitos de la vida nacional. Entre las coyunturas favorables, se encuentra el plan del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador y el de su próximo gabinete, de impulsar el crecimiento integral de la economía mexicana.
En este mes de septiembre el Gobierno Federal y el Gobierno de la Ciudad de México realizarán sendas ferias para la promoción de pequeñas y medianas empresas, sin embargo, no es suficiente. El nuevo gobierno debe vincular estrechamente el crecimiento económico al bienestar social de todos, tal y como se establece en el Proyecto de Nación 2018. Por muchos años existió un divorcio entre la economía y la sociedad, sin embargo, hoy veo señales positivas en esta nueva etapa, la gente está ahora más pendiente de lo que pasa en el Congreso ahora que en la anterior legislatura.
Existe un importante desafío para coordinar el hasta ahora trabajo desvinculado de los sectores productivos que priorizan su crecimiento en sí mismo, sin contemplar el entorno. El motivo de las dependencias será el desarrollo social integral y sustentable de las regiones, las personas, las familias y las comunidades enteras.
Por el bien de todos, será necesario vincular el desarrollo del campo con el desarrollo industrial. Al mismo tiempo, es impostergable la estrecha relación entre los ámbitos público, privado y social.
Un sector que recibirá impulso es el de las MIPYMES. Hay que considerar que de 5 millones de empresas que existen en el país, 95% son pequeñas; 4% son medianas y 1% son grandes, según el último Censo Económico. Las PYMES generan cerca del 72% de los empleos del país, aunque alrededor del 75% de las que apertura cierran operaciones luego del segundo año de existir, lo que implica que apenas 25% se mantiene. Entre las principales causas de las quiebras se encuentra que el 65% del total cuenta con ingresos precarios para reinvertir y 43% enfrenta falta de oportunidades para competir, de acuerdo con datos oficiales. Sin embargo, es un hecho que tales unidades de producción predominan, ofrecen buena parte de bienes y servicios y representan una forma de vida de miles de personas, resultará notable emprender acciones para su consolidación y robustecimiento.
Para impulsar un Programa de fortalecimiento de las MIPYMES, será necesario contemplar acciones que incrementen sus capacidades propias; mejoren sus productos, sus procesos administrativos, sus labores de planeación estratégica, su visión a futuro, su tecnología, en aras de renovar y perfeccionar los bienes y servicios generados. También indispensable desregular, desreglamentar y desburocratizar los trámites para la creación y buena marcha de los negocios, lo cual ya resulta un clamor en el ámbito empresarial. Será excelente que todas las dependencias públicas involucradas, suban a una plataforma electrónica única, puntual y accesible todos aquellos requisitos necesarios para su existencia.
Será clave estimular la creatividad, las iniciativas empresariales sobre todo a nivel micro, pequeño y mediano. Atreverse, explorar nuevos caminos productivos y reducir al máximo, mediante apoyo institucional, la incertidumbre que plantean los mercados, realizar proyecciones a corto, mediano y largo plazo, elaborar rigurosos estudios e investigaciones de mercado, son acciones que construirán un mejor camino, una economía dinámica, justa, social e inclusiva.
En este contexto, habrá que impulsar acciones organizadas desde el ámbito comunitario que perfilen la creación de micro empresas sociales para que éstas no sólo inicien y mejoren sus procesos productivos, sino que se trata de crear las condiciones necesarias para comercializar sus productos de una manera justa y solidaria. Una economía con rostro social que paso a paso combata gradual, pero efectivamente la pobreza.
El próximo Gobierno contará con la mayoría parlamentaria en ambas cámaras que le permitirá instrumentar cambios profundos, cuenta además con el respaldo de empresarios y banqueros que antes y después de la elección han externado su deseo de trabajar conjuntamente para lograr que el crecimiento económico se traduzca en desarrollo social.