Alfa omega/Jorge Herrera Valenzuela
El fin de la ilegalidad política (cuatro de cinco)
Esteban Moctezuma Barragán, ex secretario de gobernación con Ernesto Zedillo, declaró: “no me afilio a Morena. En lo social apoyaré a AMLO”.
Con él, cien personas más, empresarios, políticos, periodistas economistas, académicos, escritores y personajes de la sociedad civil, forman la base de lo que sería un eventual gobierno en el dieciocho.
De hecho se incorpora, como otros valores mexicanos, al proyecto de nación 2018- 2024 del tabasqueño, que “no quiere gobernar solo. Sino con gente que piense en servir a un México Criollo. Un México mestizo y a un México indígena”.
Lo que nadie, ningún gobierno, desde hace muchos, pero muchos años ha hecho. Añadiríamos.
Esteban, uno de los que ayudó a renovar el Poder Judicial de la federación con don José Vicente Aguinaco Alemán, en 1995, su primer presidente de la Suprema Corte de Justicia, en la Novena Epoca, reconoce al tocar el tema México-Estados Unidos:
“Esto que parece una tragedia puede ser una bendición.
Vamos a descubrir la gran reserva comunitaria. Nos va a permitir, como país, tener una propuesta mucha más fuerte para el futuro”.
Está cierto de lo que vivimos hoy, aquí, también se vive en el mundo: violencia, desatinos, desaciertos, errores, yerros, pifias, torpeza, descuido y falta de valores.
El funcionario del Canal del Ajusco, ahora sin partido político, añade: “Para combatir todo eso, México, en buena medida tiene respuesta, si se aplica nuestra gran reserva moral”.
Como desea el hombre que ya gobernó al entonces Distrito Federal, hoy Ciudad de México. En este Siglo 21.
Este comentario confirma que es fundamental la crónica del colega José Antonio Aspiros Villagómez. A continuación:
Hace cuarenta años
De las diversas leyes electorales mexicanas y sus modificaciones a partir de 1918, la reforma de 1977 tuvo la virtud de abrir por primera vez espacios a todo el prisma de la oposición política, para que se expresara por las vías legales.
El proyecto de Ley de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales (LOPPE) que aprobó el Congreso en diciembre de 1977, iba a permitir “que las minorías estén representadas en proporción a su número” y que su pensamiento “tenga significado político e influya en las decisiones gubernamentales”, dijo en su informe de ese año el presidente José López Portillo.
La figura de “diputados de partido” creada bajo la presidencia de Adolfo López Mateos (1958-1964) ya estaba agotada, y era necesario incorporar a la disidencia al quehacer político institucional.
Alcanzó para todos
Esa fue la tarea que se impuso la LOPPE. Al ser puesta en vigor, aumentó a 300 el número de diputados electos por mayoría de votos, más 100 por representación proporcional. Se abrió, asimismo, la posibilidad de que nuevos partidos políticos obtuvieran su registro condicionado, que se convertiría en definitivo si alcanzaban en la siguiente elección, en 1979, cuando menos el 1.5 por ciento de los votos.
En las audiencias públicas sobre la LOPPE participaron los partidos Demócrata Mexicano, Socialista de los Trabajadores, Revolucionario de los Trabajadores, Social Demócrata y Comunista Mexicano, que podrían ser reconocidos de manera condicionada, o bien lograr su registro como asociaciones políticas –otra figura contemplada por la nueva ley–.
De los nuevos partidos, el Comunista Mexicano, el más antiguo del país con 59 años de existencia y que había aglutinado a artistas, intelectuales, ex guerrilleros, sindicalistas, periodistas, maestros y estudiantes, quedaba así ante la posibilidad de llevar a la máxima tribuna nacional –con voz, voto y fuero– a los representantes del pensamiento marxista.
Reconocimiento plural
Como autor de esta reforma política fue reconocido el entonces secretario de Gobernación, Jesús Reyes Heroles, un ideólogo del liberalismo social que, a su paso por la presidencia nacional del PRI, aseguró en 1973 que los males de su partido eran el nepotismo y sus variantes: cuatismo, camarillismo y seguidismo. Como secretario de Gobernación (diciembre de 1976 a mayo de 1979), según el PAN, “tuvo una visión histórica del país” y según el PSUM, hizo “aportaciones progresistas” con la reforma política.
Agenda diplomática
No obstante los propósitos oficiales, 1977 fue todavía un año de intensa actividad –bombas, secuestros, balaceras– de la Liga Comunista 23 de Septiembre.
Se produjeron, por otra parte, dos importantes intercambios de visitas: la del presidente José López Portillo a España y la del primer ministro Adolfo Suárez a México tras la reanudación de relaciones diplomáticas, y las primeras que hicieron en la historia de sus países, el primer ministro de Israel, Menahem Begin, a Egipto, y el presidente Anwar el Sadat, a Jerusalén.
En ese, que fue su primer año de gobierno, el presidente estadunidense James Carter firmó el 7 de septiembre un tratado con el general Omar Torrijos para la devolución del Canal de Panamá el 31 de diciembre de 1999. Representantes de 27 naciones del hemisferio asistieron a la ceremonia en Washington.
El rey del rock
El 16 de agosto murió Elvis Aarón Presley a los 42 años de edad, víctima de las drogas que consumía para bajar de peso. Había sido el ídolo -el ideal- extravagante de millones de jóvenes de su generación en los años 50, a los que conquistó con su manera de interpretar el naciente rock and roll, de peinar su crecido copete, de vestir y de bailar moviendo eróticamente el cuerpo.
Con el surgimiento del artista se abrió un canal de expresión para la rebeldía juvenil de aquella época de posguerra. Con su muerte apareció el culto a un mito cuyos fanáticos, lejos de disminuir, se multiplicaron al fomentar en sus descendientes la leyenda del Rey del Rock.
Entre las pérdidas de figuras famosas registradas en 1977, se pueden citar al poeta tabasqueño Carlos Pellicer, al actor de cine mudo Charles Chaplin, la soprano María Callas, el fotógrafo de cine Alex Phillips, y Werner von Braun, el “padre” de los cohetes Saturno de la NASA. Seguimos mañana.