Contexto
Ser humildes
A cien años de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Frente al presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ministro don Luis María Aguilar, el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, expresó:
La Constitución debe ser clara y cercana a los ciudadanos para que estos la hagan suya.
Agregó Enrique Graue Wiechers que en el caso de nuestra Carta Magna, ya la hicieron extensa, compleja, confusa y a veces hasta contradictoria, con las reformas y modificaciones a las que se le ha sometido en el último Siglo.
“Debe ser clara, precisa. Cercana a los ciudadanos para que la hagamos nuestra. La recordemos y la defendamos como el símbolo jurídico al cual adherirnos para poder vivir en paz y progreso”
Cierto. Agregaría el ministro en retiro, Diego Valadés.
Ante ello propuso una ley de desarrollo constitucional que permita ordenar el texto vigente y compactarlo para quitarle especificaciones innecesarias que lo hacen confuso, complejo, inexacto y en ocasiones falto de veracidad.
Observemos. Son datos estrictamente verídicos:
Tiene 136 artículos que en 1917 estaban escritos en alrededor de 22 mil palabras. Un siglo después se acercan a 67 mil. De los artículos originales, 22 no han cambiado, lo que representa al 16 por ciento del articulado.
Si se mide en palabras, sólo subsisten intactas mil 160 palabras que corresponden a esos preceptos. Lo que equivale a 5.2 por ciento del texto aprobado por la Constituyente posrevolucionaria. Y al 1,7 del vigente en la actualidad.
Ojalá encuentren el remedio. Pronto.
Por cierto, acabamos de cerrar un libro que habla sobre la Santa Madre Teresa de Calcuta.
Amén de su historial. Su paso por la vida. El amor que profesó a sus semejantes. Sobre todo a los necesitados o enfermos, nos hizo entender.
Que la humildad es la madre de todas las virtudes: pureza, caridad y obediencia. Y te hace descubrir que ser feliz no es tener una vida perfecta.
Sino usar las lágrimas para regar la tolerancia. Las pérdidas para refinar la paciencia. Las fallas para esculpir la serenidad. El dolor para lapidar el placer y usar los obstáculos para abrir las ventanas de la inteligencia.
Es cierto, lo que dijo ella, y nosotros compartimos, con añadidos propios: Con humildad nuestro amor se vuelve real, devoto y ardiente.
Si eres humilde nada te tocará, ni elogios, ni vergüenza, porque sabes lo que eres.
Y si te llaman santo no te subas a un pedestal. Porque, sencillamente no lo eres.
Muchas veces sentimos que estamos más interesados en otro tipo de cosas. En ser admirados y queridos por otros, en recibir elogios y regalos materiales. Nos preguntamos también cuánto damos a los demás y cómo nos comportamos con el prójimo. Ser humildes, es una lección, tan simple y tan sencilla, que nos permite asumirla.
Por ejemplo: Habla lo menos posible sobre ti mismo. Mantente ocupado con tus propios asuntos y no con los demás.
Evita la curiosidad. No interfieras en las preocupaciones de otros. Acepta las pequeñas irritaciones con buen humor. No insistas en las faltas de los demás.
Admite censuras incluso cuando no son merecidas. Cede la voluntad a los demás. Acepta insultos y calumnias. Acepta el desprecio y el olvido. Se cortes y delicado incluso cuando alguien te provoque.
No busques ser amado y admirado. No te protejas a ti mismo detrás de tu dignidad.
Cede en las discusiones incluso cuando tengas la razón. Escoge siempre la tarea más difícil. Reflexionar sobre estas sencillas citas, cargadas de significado, te harán ver la vida desde otro punto de vista, uno más real y humilde.
Como con la de nuestra Carta Magna, con la que iniciamos este comentario.