Visión financiera/Georgina Howard
Sigo vivo, Betty
Pepe es el tipo de persona que nos encantaría ser. Siempre está de buen humor y siempre tiene algo positivo que decir. Cuando alguien le pregunta cómo le va el responde: “mejor, imposible”. Había cambiado de trabajo y varios de sus colaboradores le habían seguido en todos lados. La razón que le buscaran era su actitud: un motivador natural. Si un empleado tenía un mal día, él está ahí para decirle cómo ver el lado positivo de la situación. Un día fui a buscarlo y le dije: “no lo entiendo no es posible ser una persona positiva todo el tiempo. ¿Cómo lo haces?
Nos respondió: “cada mañana me despierto y me digo a mi mismo: tienes dos opciones: puedes escoger estar de buen o de mal humor. Escojo estar de buen humor. Cada vez que sucede algo malo, puedo escoger entre ser una víctima o aprender de ello. Escojo aprender de ello”. Cada vez que alguien viene a mí para quejarse, puedo aceptar su queja o puedo señalarle el lado positivo de la vida. Escojo señalarle el lado positivo de la vida. Sí claro, pero no es tan fácil, protesté. – Sí lo es, me dijo: “todo en la vida es acerca de elecciones”.
Cuando quitas todo lo demás, cada situación es una elección. Tú eliges cómo reaccionas ante cada situación, tú eliges cómo la gente afectará tu estado de ánimo, tú eliges estar de buen o de malhumor. En resumen: tú eliges como vivir la vida. Tiene razón en lo que Pepe nos dice. Por cuestiones de residencia, perdimos contacto. Con frecuencia pensaba en él cuando tenía que hacer una elección en la vida en vez de reaccionar contra ella.
Varios años más tarde, me enteré que hizo algo que nunca debe hacerse en un negocio o en nuestro domicilio: dejó la puerta de atrás abierta y fue asaltado por tres ladrones armados. Trataba de abrir la caja fuerte, pero su mano, temblaba por el nerviosismo, resbaló de la combinación. Los asaltantes sintieron pánicos y le dispararon. Pepe fue encontrado relativamente pronto y llevado de emergencia a una clínica. Después de ocho horas de cirugía y semanas de terapia intensiva, fue dado de alta, aún con fragmentos de bala en su cuerpo. Me encontré con él seis meses después del accidente y cuando le pregunté cómo estaba, me respondió como es su costumbre: “Mejor, imposible”. Le pregunté qué pasó por su mente en el momento del asalto. Contestó: “cuando estaba tirado en el piso, recordé que tenía dos opciones: podía elegir vivir o podía elegir morir. Elegí vivir”. ¿No sentiste miedo? Respondió: “los médicos fueron geniales. No dejaban de decirme que iba a estar bien. Pero cuando me llevaron al quirófano y vi las expresiones y de las enfermeras, realmente me asusté. Podía leer en sus ojos: “es hombre muerto”.
Supe entonces que debía tomar una decisión ¿Qué hiciste?: “bueno, uno de los médicos me preguntó si era alérgico a algo, y grité: – “sí, a las balas” – Mientras reían, les dije: “escojo vivir. Opérenme como si estuviera vivo, no muerto”. Pepe vivió por la maestría de los médicos, pero, sobre todo, por su asombrosa actitud positiva. Aprendió que cada día tenemos la elección de vivir plenamente. La actitud, finalmente, lo es todo. Porque la decisión de Cómo eres, Cómo te ves, Cómo te sientes Cómo vives, es tuya. De nadie más. Y recuerda que solo se frustran aquellos que dejan de ver la parte positiva de sus resultados y su vida.