Eliminar autónomos, un autoengaño/Bryan LeBarón
Tu vida y la felicidad
O la felicidad y tu vida. Hacemos aquí un intento por explicarlo:
La felicidad no depende de lo que pasa a nuestro alrededor. Sino de lo que existe dentro de nosotros mismos. Esta se mide por el espíritu con el cual nos enfrentamos a los problemas de la vida.
Es un asunto de valentía. Es tan fácil sentirse deprimido y desesperado. Es el estado de ánimo. No somos felices en tanto no decidamos serlo. El bienestar no consiste en hacer siempre lo que queramos. Pero sí en querer todo lo que hagamos. Nace de poner nuestro corazón en el trabajo y de hacerlo con alegría y entusiasmo.
La tranquilidad no tiene recetas. Cada quien la cocina con la sazón de su propia meditación. La felicidad no es una posada en el camino. ¡Es una forma de caminar por la vida!
Cuando demostramos con naturalidad y seguridad, que hemos sido solución. Para otros facilitamos la confianza. Y al escuchar primero las necesidades ajenas y luego demostrar que el libro las cubre, somos una salida. En él, en el libro, describimos brevemente todos nuestros productos y el hecho de estar ajustados a la ley se percibe nuestro encubrimiento.
Si damos a conocer nuestra estructura empresarial en términos de recursos humanos y tecnológicos, despertamos el concepto de respaldo. Cuando respondemos a una llamada o enviamos una cotización oportunamente, se crea una imagen de agilidad.
Al dar a conocer información adicional asociada a la solución, nos podemos considerar como asesor. “Cuanto más envejezco, más escucho a los que hablan poco”.
“Todos quieren cambiar al mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo” dejó asentado en un libro León Tolstoi.
“Envidia es el arte de contar las dichas ajenas en vez de las propias”.
“La adulación es moneda falsa que no circularía de no ser por la vanidad”. Escribiría La Rochefoucauld
“La fábrica que produce el mejor producto es el hogar”.
“Más cerca de los dioses aquel que sabe callar, aun cuando tenga la razón”. La ironía diaria de Catón.
“No dejes que los confines de tu mente y tu corazón te cieguen; porque las cosas más bellas y sencillas en el universo del ser, ocurren sin alguna explicación”, diríamos también.
La vida es como un laberinto con muchos caminos por tomar. En la diaria ruta podemos estrellarnos contra las paredes cuando las circunstancias son difíciles. Hay que tomar una actitud positiva y de desapego. No se gana nada angustiándonos, preocupándonos y torturándonos con los problemas.
Para cualquier dificultad en la vida existe una razón que muchas veces escapa a nuestra perspectiva y no entendemos en el momento. No podemos entender el porqué de todas las paredes del laberinto, a menos que nos elevemos y veamos la figura completa.
Lo que se quiere debajo del cielo tiene su tiempo y su hora:
Tiempo de nacer, y tiempo de morir. Tiempo de sembrar y tiempo de cosechar. Tiempo de ofender y tiempo de pedir perdón.
Tiempo de destruir y tiempo de edificar. Tiempo de llorar y tiempo de reír.
Tiempo de recordar y tiempo de olvidar. Tiempo de callar y tiempo de hablar.
Tiempo de perder y tiempo de conseguir. Tiempo de guerra y tiempo de paz.
Tiempo de gastar y tiempo de guardar. Tiempo de odiar y tiempo de amar.
Esa es nuestra vida. Todo como un libro lo explica.
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