Visión financiera/Georgina Howard
El hábito no hace al monje
El hábito no hace al monje, no es un refrán quisquilloso. Sino una verdad tangible.
Se acaba de demostrar por sí sola en Canadá, ante dos cardenales del mundo.
Le pasó a nuestro novicio como aquél cuento de las tres viejitas. Cual fábula. Si no la conocen o no la recuerdan, se las platico de nuevo.
Esta es:
Tres damas muy mayores, Connie, Evelyn y Henriette, estaban sentadas en un banco del parque fuera del ayuntamiento de la ciudad de una de ellas, donde se celebraba una exposición de flores
La más pequeña se inclina y dice: «La vida es tan aburrida. Por populista nunca tenemos ninguna diversión. Por 10 dólares soy capaz de quitarme la ropa e introducirme dentro de esta exposición de flores tan aburrida, para ver qué sucede””.
“¡Hecho!” Dice Evelyn, Y saca un billete de 10 dólares canadienses. “Te los ganas si haces reír”, añade.
Así que, la menor de edad, lentamente se deshace de su ropa. Coge una flor seca y la sostiene entre sus dientes.
Ya completamente desnuda, avanza hacia la exposición. Sus amigas mayores pronto escuchan una gran conmoción dentro de la sala, seguido de aplausos y silbidos estridentes.
Por último, una sonriente Henriette sale de la exposición, acompañada de una multitud de vítores, risas y aplausos.
“¿Qué pasó?” le pregunta Evelyn.
“He ganado 1,000 dólares por el primer premio al «Mejor Arreglo Seco”.