La nueva naturaleza del episcopado mexicano
Ni más ni menos
Pasaron las elecciones. Con risa y llanto. Los diez partidos gritaron su triunfo antes. Y luego, uno “estoico”, admitió haber perdido. Los líderes del azul y el amarillo, socios, ya apostaron para el dieciocho.
Sólo el tricolor, adolorido, se pregunta.
¿Por qué ya no nos quieren?
Y surge la chispa del pueblo, que con un dialogo familiar sintetiza la respuesta:
Un matrimonio discutía y el marido dice:
“¡Es que tu mamá tiene la culpa de todo!
La esposa responde:
-Sí, ya sé que no quieres a mi mamá.
-Quién dice que no quiero a tu madre. Si yo la quiero más que a la cerveza.
La esposa, conocedora de la pasión de su cónyuge por esa bebida, le pregunta con tono de interrogación:
– ¿Quieres a mi mamá igual que a la cerveza?
-Sí, exactamente igual:
Fría, con la boca abierta y echando espuma”.