Esa dura dictadura
Aún cuando la edad nos quiera pasar implacable su cuenta de cobro, debemos usar estrategias que nos proporcionen dignidad hasta el momento de la despedida.
Hace algunos años hablamos de la vejez. Y ahora que acaban de pasar enero y febrero -desviejadero- nos lo recuerda un amigo.
Con algunos añadidos, hoy los enumeramos por consejo del mismo.
Y le recordamos que a la vejez la llamamos “esa dura dictadura”.
Ahorre un poco para siempre ser independiente en lo económico. No precisa ser mucho, ni compromete el placer que el dinero puede dar, en razón de un tiempo mayor de envejecer, o si muere antes.
Una persona mayor no consume mucho, aparte de los medicamentos y el plan de salud. Probablemente, usted ya tiene todo, y más cosas sólo le darán trabajo.
- Pare también de preocuparse con la situación financiera de hijos y nietos. No se sienta culpable de gastar en usted mismo lo que es su dinerito. Probablemente ya les ofreció lo que fue posible en la infancia y juventud, así como una buena educación. Por tanto, la responsabilidad ahora es de ellos.
- Ya no es época de sostener a nadie de su familia. Seamos un poco egoísta, más no usureros. Tenga una vida saludable, sin grandes esfuerzos físicos. Haga gimnasia moderada, aliméntese bien, pero sin exagerar.
- Tenga su propia independencia, hasta cuando no haya peligro.
- Nada de estresarse por poca cosa. En la vida toda pasa, sean los buenos momentos, que deben ser recordados, sean los malos, que deben ser rápidamente olvidados.
- Mantenga vivo el amor siempre (independiente de la edad) con su compañera. El amor verdadero rejuvenece. Cuidado con las “chicas” que están por ahí, y un madurito (aún de clase media), es siempre una garantía de buen futuro, para ellas.
- Esté a todo momento limpio, tome un baño diario. Seamos vanidosos.
- Nada de ser muy moderno, intente ser clásico. Es triste ver gente mayor con peinados y atuendos hechos para jovencitos. Como hace el “Werito” del norte.
- Lea libros y periódicos, oiga radio ( como ella) o vea buenos programas ¿ en la TV, llame a los amigos. Manténgase siempre actualizado sobre todo.
- Respete la opinión de los jóvenes, ellos pueden a veces estar errados, pero deben ser respetados.
- No use jamás la expresión “en mis tiempos”, pues su tiempo es hoy.
- Sea dueño de su casa, por más simple que ella pueda ser, pero por lo menos ahí es usted quien manda. O ella, que es lo mismo. Y, si puede, pese a la molesta mudanza, cambie su morada por otra mejor ubicada. Con paisaje.
- No caiga en la tontería de vivir con los hijos, o los nietos. Sólo tome esta decisión de vez en cuando, por unos días. Vaya como invitado.
- Si ha quedado solo, un buen hogar geriátrico tampoco debe ser descartado y puede hasta ser bien divertido. Podremos convivir con otra gente de nuestra generación. Pero lo más importante, no dar trabajo a nadie.
- Cultive un “hobby” sea caminar, cocinar, leer, danzar, cuidar de plantas, jugar cartas, pintar, ser voluntario, o coleccionar algo. Haga lo que le gusta y sus recursos se lo permitan.
- Acepte todas las invitaciones de bautizo, cumpleaños, casamiento, conferencias. Vayamos a museos, al campo. Lo importante es salir de casa por un rato. Pero…Si no lo invitan, porque a veces no se puede, no se disguste.
- Hable poco y oiga más, pues su vida y su pasado sólo interesan a usted mismo. Si alguien le pregunta sobre esos asuntos, sea breve y procure hablar cosas buenas y agradables. Jamás se lamente de algo. Hable en un tono bajo y con cortesía. No critique nada, acepte la situación como es. Todo es pasajero. Recuerde que ya casi vuelve a su casa y a su rutina.
- Los dolores y las molestias estarán siempre presentes, no las vuelva más problemáticas de lo que son. Hablemos poco, lo normal, sobre ellas. Trate de minimizarlas, al final, ellas lo afectan solamente a usted y son problemas suyos y de sus médicos.
- No permanezca tan apegado a la religión después de viejo. Recemos, claro, lo acostumbrado. No imploremos todo el tiempo como un fanático. Nuestros pedidos, acaso en breve, podremos hacerlos personalmente.
- Ría, ría mucho, ría de todo. Somos suertudos al tener una vida, una larga vida, y la ida será solamente una nueva etapa incierta, así como fue incierta toda su vida.
- Si alguien nos dice que ahora no hacemos nada de importancia, no se preocupe. Lo más importante ya fue hecho. Bien o mal, es historia.
A la vejez recordamos lo que dice Mario Benedetti:
“No te rindas, por favor no cedas aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños, porque cada día es un comienzo nuevo, porque ésta es la hora y el mejor momento”.
Es totalmente cierto que todos estamos de visita en este momento y lugar. Vinimos de paso para observar, aprender, crecer, amar y después…Volver a nuestro lugar de origen.
“Esa dura dictadura…”
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