El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
Bendita policía
Muchos jubilados o pensionados, que casi es lo mismo, disfrutan con la jardinería y la horticultura más que con cualquier otra tarea.
El viejo de nuestra historia ya no tiene fuerzas para cavar en su jardín, y apenado escribe a su hijo. Y cuando parecía haber perdido todas las esperanzas, de pronto recibe una ayuda muy inesperada.
Este hombre vive solo en Tasmania, necesita cavar en su jardín para plantar patatas, pero es un trabajo duro para un hombre de su edad.
Su hijo José, que siempre le ayudaba, está en la cárcel.
El octogenario le escribe una carta para describir su situación.
“Querido José estoy muy triste porque este año no podre plantar mis patatas. Ya soy demasiado viejo para cavar el jardín. Si tú estuvieras en casa mis problemas desaparecerían. Tú harías los agujeros. Te ama papá”.
Días más tarde recibe una carta de su hijo.
“Querido papa, ni se te ocurra cavar en el jardín. Allí enterré los cuerpos… Tu hijo José”.
A la mañana siguiente, la policía se presenta en el jardín del viejo y excava toda la zona sin encontrar ningún cuerpo. Piden disculpas al hombre y se marchan.
Ese mismo día, recibe otra carta de su hijo:
“Querido papá ahora ya puedes plantar tus patatas. Es lo menos que podía hacer por ti. Tu hijo José”.
Es lo único que saben hacer nuestros policías. Puros hoyos. Y nunca los tapan.