Libros de ayer y hoy
Chinameca (dos de tres)
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
José Cárdenas enseña a políticos. No recibe clases de ellos. Es, en una palabra, reportero.
En Chinameca fue sacrificado Emiliano Zapata el caudillo del sur. El 10 de abril de 1919.
Nace en San Miguel Anenecuilco estado de Morelos el 8 de agosto de 1889. Es hijo de Gabriel Zapata y Cleofás Salazar, familia con antecedentes históricos importantes por haber participado en la lucha de Independencia y en la revolución.
Años después es el caballerango de Pablo Escandón, jefe del estado mayor de Porfirio Díaz. Posteriormente es asignado al yerno del General Porfirio Díaz, Ignacio de la Torre quien le toma gran afecto por su gran habilidad para montar y domar a los caballos.
Es interesante el álbum de Amada Díaz para comprender muchas cosas de esa relación tan nociva.
Su lucha era por devolver a los campesinos su tierra esquilmada por los grandes hacendados en el estado de Morelos.
En 1909 es elegido calpuleque que en náhuatl significa jefe o líder de la junta de defensa de las tierras de Anenecuilco.
Emiliano estudia a fondo todos los papeles concernientes a esa salvaguarda y se convierte en el gran defensor, constituyéndose en el dirigente agrario del estado de Morelos.
Pronto se sitúa dentro de la revolución como el caudillo del sur y su figura se torna inmensamente popular en la república.
Tiene, para entonces, un ejército a su mando y el grado de general y será participe de los grandes sucesos nacionales junto con todos los jefes importantes de la revolución.
Su lema será –Tierra y libertad, junto con la famosa frase, la tierra es de quien la trabaja–.
Respetuosamente, pero de manera muy firme se enfrenta a Francisco Indalecio Madero a quien pide que se cumplan los postulados de la revolución en Morelos y se devuelvan las tierras tomadas fraudulentamente por los hacendados a los campesinos.
Le pide visitar el estado para corroborar sus dichos. Algunos autores dicen que ¨Madero y Zapata fueron el uno para el otro. En la historia el más penoso desengaño: Madero esperaba que Zapata se rendiría apenas el fuera presidente y Zapata que Madero le cumpliría todas sus promesas ¨.
Ni Madero cumplió sus promesas, de una ley agraria que procurara mejorar la condición del trabajador del campo, ni trató con la deferencia con que debió de haberlo hecho a Zapata.
Aquello propicio que el 28 de noviembre de 1911 Emiliano proclamara su Plan de Ayala, redactado a salto de mata, en la sierra de Ayuxustla con la colaboración de Otilio Montaño. En donde desconoció al gobierno del presidente Madero y acusó de traicionar las causas campesinas.
El caudillo de sur estaba en una situación desesperada.
En marzo de 1919 carente de armas para continuar su lucha vio en el ofrecimiento del coronel Jesús M Guajardo, militar mediocre y sanguinario que utilizaba sin remordimientos los viejos métodos de Victoriano Huerta y Juvencio Robles, la oportunidad de obtener armas y soldados que se pasaran a su bando.
Aunque lo veía con cierta reserva, solo lo convenció el hecho de que este traidor fusilara villanamente a cincuenta y nueve soldados carrancistas acusándolos de los mismos actos que el cometía.
Coincidió además que bajo el mando de Pablo González, fuera reprendido duramente por dicho General y le guardara fuerte rencor, motivo por el cual Guajardo quisiera abandonar el ejército y pasarse al lado suyo, fue invitado a ir a la hacienda de Chinameca en donde estaba acuartelado dicho coronel y ahí le entregaría las armas y junto con sus hombres se pasaría al contingente de Emiliano.
Amaneció el 10 de abril de 1919 en Tepalcingo, Zapata no despertó tranquilo, no las tenía todas consigo. Un oscuro presentimiento lo hizo expresarse en forma rara: temía que lo hubieran copado. Su mujer sintió la misma sensación. Salió de todos modos al frente de ciento cincuenta hombres rumbo a Chinameca. Ahí encontró a Guajardo y a otros más con los que sostuvo una breve conferencia para planear operaciones futuras.
Guajardo siguiendo el plan preparado, hizo circular rumores de que el enemigo estaba cerca.
Se separaron entonces para ir recorrer el terreno, Emiliano llego hasta Piedra Encimada, y no haber nada regreso a Chinameca el medio día.
Al llegar y preguntar por uno de sus hombres, el coronel Palacios, le informaron que estaba adentro, en la casa de la hacienda, con Guajardo.
El capitán Castillo, uno de los hombres de Guajardo, lo invito a pasar a la hacienda. El suriano se resistió brevemente y, por último, aceptó.
Avanzo Emiliano con sus hombres, montado en un alazán hermoso, obsequiado por el mismo traidor y llamado el as de oros.
¨En la hacienda estaba impecablemente formada la guardia que iba a hacer los honores al caudillo a su paso.
Cuando el clarín toco con su sonido triste, por tres veces ‘llamada de honor¨, la guardia, que presentaba armas, las volvió contra él y le disparo vilmente a quemarropa.
Disparaban también sobre el caudillo, desde las puertas, apostados en la azotea, desde el patio, desde todos los lugares en donde podían hacer presa de él.
Emiliano al sentirse herido, trato de llevar la mano a su pistola.
La muerte le impidió el gesto y su cuerpo brutalmente acribillado cayo pesadamente al suelo, mientras de todas sus heridas brotaba sangre en abundancia.
Junto a su cuerpo de mártir que el de su asistente Agustín Cortes, también acribillado, y en el interior de la casa de la hacienda el coronel Palacios al escuchar la primera descarga, pregunto al traidor Guajardo porque disparaban y el mísero e infame coronel desenfundo la pistola e hizo fuego sobre el diciendo: “Por esto “.
En la ciudad de México Carranza recibió la noticia con beneplácito y felicita al General Pablo González
Así continúa, con sangre y lágrimas nuestra triste historia.
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