El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
Y no soy médico, aún
Muy cierto que en la juventud aprendemos. Pero con la edad comprendemos. Muchas veces, el agitado ritmo de la vida cotidiana no nos permite tomarnos el tiempo para detener el reloj por unos segundos y observar las maravillas que nos rodean.
Sin embargo, a veces la felicidad y los mejores momentos de la vida se esconden en esas pequeñas cosas que muchas veces consideramos ínfimas. Estas palabras te ayudarán a comprender la importancia de vivir el presente. Valorar a las personas que nos rodean.
Reírnos hoy de lo que ayer nos hizo llorar, y de disfrutar todos y cada uno de los momentos de la vida antes de que esta se te pase y quedes con la sensación de no haber vivido nunca. No olvides que eres muy afortunada por estar viva. ¿Aún crees que tu vida no vale la pena?
Por qué vivir y pensar en las diez cosas que nos hacen sufrir. Y no recordamos mejor el noventa que nos hacen feliz. Lo pregunta alguien que, como yo, no es médico, aún: En tu cuerpo hay 800 mil millones de células en trabajo continuo a tu favor y en perfecta armonía. Tu cerebro tiene 13 millones de neuronas.
Si las quisieras remplazar por la computadora más perfecta del mundo, esa máquina ocuparía el sitio de un edificio de setenta pisos de altura. Tienes un corazón que es una maravilla de la naturaleza. Bombea hora tras hora, año tras año, despierto o dormido. Impulsa a la sangre a través 100 mil kilómetros de venas y arterias que llevan más de dos millones de litros de sangre al año.
Te puedes mover, no eres un árbol amarrado a una pequeña porción de tierra. Pasear, correr, bailar y hacer deporte. Son 500 músculos, 200 huesos y 700 nervios sincronizados para obedecerte y llevarte a donde quieras. En tus oídos, hay 24 mil millones de filamentos que vibran con el viento. Con el reír de los niños. Con la suave música de las orquestas. Con el trepidar de las aguas espumantes y al escuchar las palabras amables de las personas que queremos.
Se han depositado en tus ojos 100 millones de receptores que te permiten gozar de la magia, los colores, la luz y la simpatía de las personas y la majestuosidad de la naturaleza. Tu sangre es un formidable tesoro. Son apenas 8 litros, pero tenemos 22 millones de células sanguíneas. En cada célula hay muchas moléculas, y en cada molécula hay un átomo que oscila más de 10 millones de veces por segundo. Ahora te preguntamos: ¿Crees aún que tu vida no vale la pena?
Tus pulmones son los mejores filtros del mundo. 600 millones de alveolos purifican el aire y liberan a tu cuerpo de desperdicios dañinos. Lo triste es que dedicamos mucho tiempo a pensar en las cosas que nos hacen falta y casi nunca nos detenemos a agradecer las cosas que si tenemos: Nuestros dones y talentos. Nuestra familia. Un techo donde vivir, oportunidades.
¡Vida! Y ¿sabes por qué? ¡Porque vales muchísimo! Si te has despertado hoy con fuerzas y sin dolor. Tienes más suerte que muchos. Si nunca has conocido los peligros de la guerra, la soledad o el hambre. Estas por encima de 500 millones de personas en el mundo. Si tienes tus necesidades básicas cubiertas. Eres más rico que el 75 por ciento de personas en el mundo. Si tienes ahorros eres parte del 10 por ciento de la población más prospera del mundo.
Si has visto a tus padres envejecer juntos, eres un caso poco común. Si llevas una sonrisa en tu rostro y estás agradecido por todo lo que tienes.
Eres afortunada, porque la mayoría de personas no lo hace. Te lo dice, repito, alguien que no es médico, aún. Pero piensa y no olvida, vaya, recuerda, que abreva, de sus propios compañeros con quienes platica. De sus experiencias y conocimientos.
Pero sobre todo de ti, amor.