Descomplicado
El debido proceso o proceso debido
Especialmente dedicado al Poder Judicial de la Federación que con “el Proceso Debido” dice, ya puso en orden a gobierno, jueces, fiscales y abogados.
Se les olvidó a los ministros agregar: “el que esté libre de culpa, que tire la primera piedra”, como dice en su acertado comentario el colega periodista y escritor don Teodoro Rentería Arroyave.
Por ello y con el debido respeto, la siguiente anécdota.
En un pequeño pueblo, el fiscal del juicio llama a su primera testigo –una viejita de edad bien avanzada– y, para comenzar a construir los hechos con una línea de argumentación, le pregunta:
–Doña Genoveva, ¿Ud. me conoce, sabe quién soy y qué es lo que hago? –
–Claro que lo conozco. Desde que usted era un bebé. Las personas que lo veían en aquel entonces sólo lloraban debido a ese pitito chiquitito que usted tenía.
Y después, francamente, usted me decepcionó.
Porque miente. Traiciona a su mujer. Manipula a las personas. Le gusta el chisme. Usted cree que es influyente y respetado en este pueblo. Pero en realidad todos saben que usted es un verdadero desgraciado.
Ni siquiera sabe que su hija está embarazada y, por lo que pude enterarme, ella ni siquiera sabe quién es el padre de la criatura. Sí lo conozco. Claro que lo conozco.
El agente del Ministerio Público, petrificado, incapaz de dar crédito a lo que oyó. Queda mudo, mira hacia el Juez y hacia los jurados. Y sin saber qué hacer, señala al abogado de la defensa y le pregunta nuevamente a la viejita:
–¿Usted lo conoce? –
Claro que lo conozco. Desde chiquito. Yo lo cuidaba cuando María, su mamá, aprovechaba la ausencia de su marido para salir a »atender» cualquier otro «compromiso».
Y él también me decepcionó. Es perezoso, puritano, alcohólico y siempre quiere dar lecciones de moral al resto de la gente sin siquiera tener moral propia. No tiene amigos y, además, lleva perdidos casi todos los juicios en los que está trabajando.
Ah y para no decir más, solo añadiré que su mujer lo engaña con otro hombre. Con su mecánico.
A esas alturas, el Juez le pide a la señora que permanezca en silencio.
Llama al estrado al representante del Procurador y al abogado de la defensa y les dice en voz baja:
“Si alguno de ustedes le llega a preguntar a esa viejita si me conoce, cuando menos va a quedar preso de esta sala… ¿Fui claro?
Ese es el Debido Proceso que hoy funciona en el país.
“El que esté libre de culpa, que tire la primera pregunta…”