Imperativo, estudio y reflexión sobre IA en la justicia: Guerra Álvarez
Perfume de mujer
El título tiene doble significado. Evocación de una película, con Al Pacino, que acabamos de contemplar, con gran satisfacción. Y del texto de una política inteligente—habrá de otras– doña Beatriz Mójica Morga. Con un contenido que no tiene desperdicio.
Con sinceridad consideramos que en ambos casos sí hay un aroma a dama.
Empecemos con “Omisión y complicidad”. Y preguntas que acompaña la que estuvo a punto de ser gobernadora de Guerrero. Hoy, vice líder del partido amarillo.
“¿Cómo explicar a los enfermos que no hay medicinas en las clínicas, a los jóvenes que no hay becas, a los servidores públicos que no hay salarios porque su gobernador se robó los recursos destinados para ello?
“¿Cómo explicar que a pesar de las denuncias, las autoridades no hicieron nada por detener a los saqueadores?
“¿Cómo explicar la existencia de gobernadores como Duarte, Padrés y Borge, entre otros, si no es con complicidad del más alto nivel del poder federal?”
Y luego asevera ella: “los sistemas de rendición de cuentas en estados y municipios del país no funcionan por la existencia de círculos viciosos y redes de complicidad que garantizan la impunidad en la que participan diferentes actores del ámbito político del Legislativo, Ejecutivo y Judicial”
Para nadie es desconocido que la corrupción lacera a México y en lugar de atender y corregir los problemas, se ha buscado perpetuarlos, al designar personajes afines a los gobernadores. Nos suponen invidentes.
Pero, luego de este paréntesis, regresemos a otro. El del filme. A la escena en donde el casi ciego teniente coronel invita a bailar a una bella mujer, que aguarda a su hombre, en una mesa contigua, en el restaurante. Ella le dice “No puedo, porque mi novio llegará en un momento”.
Y él, con infinita sabiduría, retoma la última palabra de ella, para añadir:
“En un momento se vive una vida….” Y la convence a bailar, luego de confesarle que no ve, un tango en la pista. Y de que le revela el nombre del perfume que usa esa belleza.
De esa escena podemos reconocer, con sencilla humildad, que algunas personas viven y corren detrás del tiempo. Pero no lo alcanzan, cuando corren apuradas.
Para otros el tiempo demora en pasar. Miran ansiosos hacia el futuro. Y se cuidan de vivir el presente. Que es el único que existe.
Tiempo, todo el mundo tiene por igual. Nadie tiene ni más ni menos que veinticuatro horas por día.
La diferencia es lo que cada uno hace con ese tiempo.
Necesitamos saber aprovechar cada momento, porque como dijo John Lennon: “La vida es aquello que te sucede mientras haces planes parta el futuro”.
Solo, con aroma de mujer, de la mujer que amamos, añadiríamos con respeto:
“Piénsalo”, y baila un tango como Pacino. Qué envidia.