Masonería y catolicismo, nuevamente en la encrucijada
Con el Papa francisco
Hoy es Día de la Santísima Concepción. Cumpleaños, el 85 de mi hermanito Héctor. Mi octava nieta Ximena Guadalupe Ravelo Barba que se recibe, ella en pedagogía, con diez. Nos faltan dos: Massimo, aún de 15 y Paolo, solo de nueve años.
Por cierto Jorge Alberto Ravelo Barba, que estudia su doctorado de medicina en Barcelona, y es nuestro nieto, escuchó al Obispo de Roma, el Papa Francisco, pronunciar algunas reflexiones, que juntas suman 508 palabras.
Son frases, que grabó y tradujo al español, dichas durante la Jornada Mundial de la Juventud, en Cracovia, ciudad polaca. A donde acudió.
Al considerarlas “impresionantes” nos las compartió al subrayar que “No se puede perder este mensaje papal”. De un hombre sabio, agregaríamos con respeto.
Y tiene razón. Fue algo inusitado, por la sencillez al expresarlas. Pero la profundidad de su contenido. Dichas a los jóvenes, las repetimos:
«Puedes tener defectos, estar ansioso y vivir irritado algunas veces, pero no te olvides que tu vida es la mayor empresa del mundo.
Sólo tú puedes evitar que ella vaya en decadencia. Hay muchos que te aprecian, admiran y te quieren.
Me gustaría que recordaras que ser feliz, no es tener un cielo sin tempestades, camino sin accidentes, trabajos sin cansancio, relaciones sin decepciones.
Ser feliz es encontrar fuerza en el perdón, esperanza en las batallas, seguridad en el palco del miedo, amor en los desencuentros.
Ser feliz no es sólo valorizar la sonrisa, sino también reflexionar sobre la tristeza.
No es apenas conmemorar el éxito, sino aprender lecciones en los fracasos.
No es apenas tener alegría con los aplausos, sino tener alegría en el anonimato.
Ser feliz es reconocer que vale la pena vivir la vida, a pesar de todos los desafíos, incomprensiones, y períodos de crisis.
Ser feliz no es una fatalidad del destino, sino una conquista para quien sabe viajar para adentro de su propio ser.
Ser feliz es dejar de ser víctima de los problemas y volverse actor de la propia historia.
Es atravesar desiertos fuera de sí, mas ser capaz de encontrar un oasis en lo recóndito de nuestra alma. Es agradecer a Dios cada mañana por el milagro de la vida.
Ser feliz es no tener miedo de los propios sentimientos.
Es saber hablar de sí mismo. Es tener coraje para oír un «no».
Es tener seguridad para recibir una crítica, aunque sea injusta.
Es besar a los hijos, mimar a los padres, tener momentos poéticos con los amigos, aunque ellos nos hieran.
Ser feliz es dejar vivir a la criatura libre, alegre y simple, que vive dentro de cada uno de nosotros. Es tener madurez para decir *’me equivoqué’*. Es tener la osadía para decir *’perdóname’*. Es tener sensibilidad para expresar *’te necesito’*. Es tener capacidad de decir *’te amo’*.
Que tu vida se vuelva un jardín de oportunidades para ser feliz…
Que en tus primaveras seas amante de la alegría.
Que en tus inviernos seas amigo de la sabiduría.
Y que cuando te equivoques en el camino, comiences todo de nuevo.
Pues así serás más apasionado por la vida.
Y descubrirás que ser feliz no es tener una vida perfecta. Si no usar las lágrimas para regar la tolerancia.
Usar las pérdidas para refinar la paciencia.
Usar las fallas para esculpir la serenidad.
Usar el dolor para lapidar el placer.
Usar los obstáculos para abrir las ventanas de la inteligencia.
Jamás desistas…
Jamás desistas de las personas que amas.
Jamás desistas de ser feliz, pues la vida es un espectáculo imperdible».
Estas, sin quitarle algo, fueron las palabras del Papa Francisco. Que, emocionados nos recordó a todos los que queremos. Y a ella en especial. Con devoción amamos.
Simplemente, las compartí contigo.