Eliminar autónomos, un autoengaño/Bryan LeBarón
El hombre feliz
En Milenio acabamos de ver una muy buena fotografía de Donald Trump, presidente electo y confirmado de los Estados Unidos, donde saluda a Carlos Slim, otro de los hombres más ricos del mundo.
Le confiesa:
“Iba a invitar al presidente de México, pero me dije: ¿y por qué no mejor al dueño?”
Y ahora algo menos serio.
Una encuesta, como las que se hacen en política, puso en evidencia el por qué la felicidad del hombre.
Mil doscientas damas casadas. Setecientas divorciadas. Mil cien solteras. Todas mayores de 21 años y menores de cien, coincidieron. Y, a través de una, lo explicaron. Dijeron del varón:
Es un hombre feliz:
“Porque tiene una vida a toda madre”.
Veamos el por qué de esta conclusión:
Conserva su apellido toda la vida.
La cochera es toda suya.
Puede tomarse una docena de cerveza sin remordimiento.
Nunca queda embarazado.
Los mecánicos no les ven la cara de tontos.
Las arrugas les añaden carácter.
Las canas les agregan atractivo.
La calvicie, más.
Los zapatos nuevos no les vuelven ruina los pies.
Las llamadas telefónicas duran 30 segundos.
Para unas vacaciones de 15 días necesitan sólo una maleta.
Pueden abrir todos los frascos y botellas sin pedir ayuda.
Les vale madre si alguien aparece en una fiesta con la misma ropa que ellos.
Pueden usar el mismo traje en las últimas 12 bodas.
Se pueden comer un plátano en sitios públicos.
Pueden ver televisión con un amigo en silencio total, durante horas, sin pensar.
Su ropa interior cuesta 139.99 pesos en paquete de tres.
Tres pares de zapatos son más que suficientes para todo el año.
El mismo peinado les dura años, quizás décadas.
No se les daña el esmalte de uñas ni se les corre la pestañina en una fiesta. Sólo tienen que afeitarse la cara.
Pueden tener juguetes toda su vida.
Usan traje de baño sin impórtales cómo luzcan sus piernas.
Pueden dejarse el bigote.
Pueden comprar los regalos de navidad para 25 parientes, el 24 de diciembre, en 25 minutos.
No se preocupan nunca de qué vamos a preparar mañana para la comida.
No tienen que probar que son peritos al volante aunque tengan tres accidentes al año.
Pueden aumentar tres kilos y ni se dan cuenta.
Con panza o sin panza, siguen con gran pegue
Si son calvos, lucen mejor.
Y lo mejor de todo, dicen las damas:
Es que es cierto. Hasta la foto de los ricachos.