Localizan con vida a empresario secuestrado en Pátzcuaro
CIUDAD DE MÉXICO, 17 de septiembre de 2016.- Como resultado de la apelación que interpuso Bernardo o Román Bernardo Esquivel Camacho, por la sentencia de 78 años de cárcel y multa de 841 mil 880 pesos, impuestas en primera instancia por el Juez 11 Penal, con sede en el Reclusorio Preventivo Norte, magistrados de la Novena Sala Penal las confirmaron, tras analizar y validar las pruebas que la Procuraduría General de Justicia (PGJ) capitalina presentó por los delitos de secuestro agravado y asociación delictuosa.
Se añadió, en un comunicado, que la Subprocuraduría de Procesos informó que en el expediente se avaló la responsabilidad penal del imputado en el rapto del propietario de un rancho, ubicado en la colonia Santo Tomás Ajusco, delegación Tlalpan, el cual llevó a cabo, en complicidad con otras personas, el 2 de febrero de 2013.
Cuando ocurrieron los hechos, la hija del inculpado era la novia del empleado de mayor confianza de la víctima, quien apareció sin vida después de que sus familiares pagaran por su rescate.
En junio de 2012, el ofendido contrató a un caballerango y de inmediato se ganó el aprecio de éste, por lo que le pidió que también supervisara a otros trabajadores que se encargaban de alimentar y asear a los caballos; además debía controlar la reproducción y venta de los equinos.
Sin embargo, en septiembre del mismo año, el mozo se reencontró con una mujer que fue su novia en la infancia y retomaron la relación, por lo que sus visitas a la granja eran cada vez más frecuentes, hasta que un día le pidió información confidencial del propietario y le propuso que lo secuestraran.
De ese modo, no sólo ella, sino también su padre, Bernardo Esquivel, su hermano y su primo, ingresaban a la finca constantemente para explorar sus límites y colindancias, conocer el número de personas que laboraban, horarios, así como las visitas que el dueño hacía; con el propósito de planear la logística del ilícito.
Un día, sin autorización, el empleado de confianza tomó 22 pacas de avena y se llevó un caballo de raza española a su domicilio, en el municipio de Texcoco, lo cual molestó a su patrón, quien le advirtió que el costo lo descontaría de su sueldo cada semana.
Esta reacción, llevó a los implicados a acelerar los planes del secuestro, fijando como fecha el 2 de febrero de 2013. Para ello, aprovecharon que en esa fecha el ofendido haría un recorrido por el rancho con la finalidad de revisar la siembra y después daría un paseo a galope, acompañado por dicho trabajador.
Por la mañana, dos equinos fueron ensillados, uno de los cuales montó el dueño y el otro su empleado, quien llamó por teléfono para avisar a sus cómplices que iban a emprender la cabalgata en medio del bosque, donde fueron sorprendidos por varias personas encapuchadas, quienes llegaron a bordo de una camioneta Jeep Liberty, color gris.
Al verse en peligro, el hacendado les echó el caballo encima, pero uno de ellos tomó las riendas y jaló, para hacerlo caer, someterlo y subirlo al automotor, donde lo trasladaron a una casa de seguridad. En tanto, el trabajador llenó su camisa de tierra y se dirigió a la finca, donde avisó a los familiares que a su patrón lo habían privado de la libertad.
Los parientes recibieron durante cuatro días múltiples llamadas, donde se exigía el pago de una suma en efectivo y advirtieron que no avisaran a la policía. Finalmente acordaron una cantidad, misma que entregaron en una calle de la colonia San Pedro Mártir, delegación Tlalpan y les prometieron que liberarían al afectado en una estación del Metro, lo cual nunca ocurrió.
Con el aseguramiento de uno de los implicados, en junio de 2013, se tuvo conocimiento de que el dueño de la hacienda, de forma paralela al cobro del dinero, fue estrangulado por uno de los copartícipes y su cuerpo fue enterrado en un área abierta del Parque Nacional Cumbres de Ajusco, de la misma delegación.
A ese lugar acudieron las autoridades correspondientes para excavar y recuperar el cadáver, que se encontró con la cabeza cubierta con bolsas de plástico, maniatado, con papel higiénico en la cavidad bucal y un surco en el cuello; fue identificado a través de peritajes en odontología forense.
A su vez, peritos en criminalística de campo dictaminaron que llevaba muerto de tres a cinco meses. En tanto, la necropsia, indicó que murió por mecanismo mixto de sofocación y estrangulación.