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CIUDAD DE MÉXICO, 20 de junio, (Quadratín México).- Parece inofensiva y hasta un alimento rico y sano, pero ¿sabes exactamente que estás tomando cuando tomas un vaso de leche de vaca?
Denominada como la “reina del calcio”, su variedad crece día a día. Pero no todo es “color de leche”: algunos no la toleran y diversos especialistas la critican. ¿Quién esta en lo correcto?
Muchos médicos de la salud y especialistas alternativos dicen que los números de personas con intolerancias y alergias a la lactosa están en el aumento, una muestra de que la leche es realmente mala para nosotros.
Pero otros nutricionistas afirman que es uno de los alimentos más completos, fuente natural de calcio, proteínas y aminoácidos esenciales para nuestra dieta. ¿Quién esta en lo correcto?
Algunos expertos van más allá y desaconsejan tomar este alimento por que es un producto animal que perjudica al cuerpo humano, el cual –según ellos- está “diseñado” para alimentarse con sustancias vegetales.
Hay mucha propaganda, muchos doctores y gente especializada en nutrición que recomiendan y hasta insisten en que se consuma leche de vaca porque aseguran contiene proteínas y calcio “indispensables” para las necesidades del organismo.
Sin embargo, hay que saber que nuestro estómago no está adecuado para este alimento. Existen dos enzimas, la renina y la lactasa, que son las encargadas de descomponer y hacer digestible la leche de vaca. Dichas enzimas, en casi todos los seres humanos, dejan de producirse alrededor de los tres años.
Cuando la leche entra al organismo y no encuentra dichas enzimas, sucede que el estómago tiene que hacer esfuerzos considerables por digerirla, y, a pesar de su enorme trabajo para que el alimento sea asimilado, no lo consigue del todo, así que la leche se queda en los intestinos adherida como una especie de pasta difícil de remover. Con el tiempo, estas adherencias se fermentan, se secan, se hacen una especie de costra que, con los años, da lugar a severas innumerables enfermedades, entre las cuales encontramos problemas de la tiroides, diabetes, alergias de todo tipo, intolerancia a ciertos alimentos, excesos de flemas y mucosidades, tos y catarro, etc.
Datos a tener en cuenta:
La leche también contiene la vitamina B6; esencial para formar las nuevas células de sangre, B2; para la energía y el zinc para la piel sana, los ojos y el sistema inmune.
Los nutricionistas recomiendan el consumir de dos a tres porciones de productos lácteos diarios. Una porción de 200 mililitros de leche, una taza de yogur o de un trozo de queso.
Según otra investigación publicada en el Diario de la Asociación Dietética Americana (JADA, en inglés), beber tres vasos de leche al día estimula el fortalecimiento de los huesos y mejora el perfil nutritivo, al aumentar la ingestión de vitamina A, vitamina D, riboflavina, calcio y fósforo.
Si no quiero leche, ¿que consumo?
Entre los derivados de la leche se encuentra la mantequilla, el queso, la crema, y el yogurt. Es difícil cuando uno está acostumbrado a estos alimentos, quitarlos de la dieta, sobre todo cuando hemos crecido bajo una cultura alimenticia que nos acostumbró a ciertos alimentos.
A continuación te presentamos una serie de consejos para que puedas sustituirlos, pero haz de saber sobre todo que tu cuerpo no necesita estos alimentos en lo absoluto. Si tienes una dieta equilibrada, puedes eliminarlos más rápidamente. Si eres una mamá o un papá interesado en que tus hijos estén sanos, puedes seguir los mismos consejos sin ninguna preocupación.
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