Descomplicado
Lo burdo en la política electoral ante la opción del arte
Es curioso que cuando se dan en la política mexicana las expresiones más burdas y sucias, se celebre El Día Mundial del Arte, que paradójicamente tuvo sus inicios en Guadalajara en el 2011. Lo sucedido con Jaime Rodríguez, El Bronco, y su antecedente inmediato en Márgara Zavala, ambos registrados como presidenciables por el INE –el primero tras la resolución a su favor del TRIFE–, ha exhibido el turbio manejo del proceso electoral y evidenciado las maniobras jurídicas de los tribunales que operan el propio proceso. Hay la advertencia de que un grupo reducido de personas engoladas en una norma, algunas expuestas a la consigna como lo han señalado sectores, redes sobre todo, pueden definir el futuro de México. Y es en medio de esos augurios que se vislumbra una opción en nuestro entorno cuando muchas personas, grupos y organismos se disponen a celebrar el 15 de abril el día mundial mencionado. Será recorrer a grandes rasgos, todas las etapas que ha vivido México en sus muchas expresiones artísticas, las diversas etapas precolombinas, la que se dio con las llegada de los españoles y su imposición de otra religión y nuevos dioses; el aporte europeo en los siglos 18 y 19, para llegar al arte que surgió con la Revolución y años posteriores, el muralismo por ejemplo y después lo que llaman la ruptura. Hoy está la visión que en parte se expresa a partir del cambio tecnológico y el mundo globalizado. Toda esa riqueza está ausente en la mayoría de las propuestas políticas de las campañas, en las que la cultura ha sido pasada a segundo plano con la concepción que manejan los cínicos: la cultura y el arte no producen votos.
Leonardo, el genio que hablaba de los sentidos como auxiliares del alma
Como ya es sabido, la fecha para fijar El Día Mundial del Arte, se escogió en homenaje a uno de los más grandes genios que ha dado la humanidad, Leonardo Da Vinci, nacido en 1452 –cumpliría 566 años– en Anchiano, Italia y fallecido el 2 de mayo de 1519 en Amboise del mismo país. Un italiano como también lo fueron Dante Alighieri y Cristóbal Colón el descubridor, entre muchos que tenían la fiebre del conocimiento y abrieron sendas desconocidas y nuevos mundos del arte, del lenguaje y de la ciencia. Da Vinci es considerado el último hombre que dominó el conocimiento universal de su época. Algunos han incluido siglos después a Gottfried Leibniz, el de la teoría de la monadología. El italiano era anatomista, arquitecto, botánico, científico, filósofo, ingeniero, músico, pintor, según sus biógrafos. De los aportes que hizo en cada disciplina, se resalta el de la pintura, no solo por sus técnicas y el uso de los tintes, sino por la belleza y simbolismo. Es en Cuadernos de notas (Edimat libros 1999) la antología que se editó con las traducciones de José Luis Velaz, en donde se concentra parte de su obra la que él inicia con la Carrera del Arte –gran enseñanza sobre los sentidos y su aprehensión a la hora de utilizarlos para hacer arte–, la literatura, la ciencia y la filosofía. Un compendio que ha dado la vuelta al mundo. En la pintura, su obra magna es considerada La Gioconda, llamada también La Mona Lisa, que trasciende cualquier retrato genial de otros pintores, pese a su pequeñez, 73 por 53. Se menciona a El hombre del Vitruvio con el que le cuestionan la discriminación de las mujeres al exhibir en su famosa figura solo las medidas del hombre. Criterio quizá injusto si se recuerda a la mencionada Gioconda, a La Virgen de las rocas y a otros de sus cuadros con personajes femeninos. Pero la duda se implanta de nuevo con el San Juan Bautista y su dedo levantado en situación que puede interpretarse de muchas maneras. Si se va por el tono alburero sería la seña tan conocida del hombre para sobajar a otro de su género, como se ha hecho en los últimos tiempos con algún político importante como Trump. En el controvertido cuadro aparece como modelo su alumno Salai, con quien se le relacionaba. Interpretaciones aparte, el genio está por encima y ahora da nombre a una fecha que puede ser significativa para eliminar de nuestra mente y ojos, las sucias telarañas de la contienda electoral.