El reino de la indolencia/Rubén Moreira Valdez
En el camino. Sor Juana y el Día del Libro
Hoy, por ser el Día Nacional del Libro, esta columna, Libros de ayer y hoy, celebra sus once años de edad, con más de 2 mil 500 crónicas. La primera fue sobre el libro de Jack Kerouac, En el camino, el 15 de septiembre de 2013. El Día nacional del libro fue creado mediante decreto presidencial el 6 del noviembre de 1979, para regir a partir del 12 de noviembre de 1980. La más extraordinaria intención era conmemorar el natalicio de Sor Juana Inés de la Cruz, cuyo amor por la lectura trasciende desde su niñez cuando aprendió a leer entre los tres y cuatro años de edad, y en toda su obra. La UNESCO, por su parte, alentada por organismos de editores, creó el 23 de abril de 1995 en la Conferencia General de la ONU, el Dia Internacional del Libro, basado desde varias opiniones en fechas que trascienden tanto a Miguel de Cervantes Saavedra como a William Shakespeare. De esa fecha se desprende que la celebración del libro en México fue mucho antes. Pero un malinchismo muy propio del mexicano prefiere este último, cuando el nacional es de gran importancia porque Sor Juana que este año cumpliría 376 años, representa el arquetipo del ejemplo que deberíamos de seguir ¿Qué le duran los grandiosos don Miguel, y don William a la gran monja mexicana?
SEGÚN INEGI, EL MEXICANO LEE, PERO SU LECTURA ES DIVERSA
Por lo general, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), suele presentar su informe sobre los libros el 23 de abril y en esa ocasión mencionó que su Módulo sobre Lectura (MOLEC) de 2024, había lanzado un porcentaje de 69.6 por ciento de personas de 18 años en adelante, que leían las cuestiones más diversas, pero se pronunciaban en 41.8 por ciento a favor de los libros. Las otras lecturas se inclinan a revistas, periódicos, historietas, páginas de internet, foros y blogs. Pero en desaliento hacía notar que había habido un descenso en la lectura de 14, 6 por ciento en relación a 2015. La lectura de periódicos pasó de 49. 4 por ciento a 17, 8 por ciento, comprensible ante la reducción de ese medio ante la era digital.
KEROUAC. LOS QUE LEEN SIEMPRE DEBERÍAN DE ESTAR EN EL CAMINO
Al comentar la obra de Kerouac, cosa que he hecho en crónicas posteriores, hago la advertencia de que muy utilitarios ha habido algunos que usan el libro como un pasaje turístico para promover a su país Estados Unidos. Por el contrario, recalqué en aquella primera crónica, que lo singular de la obra es que causa una sensación de desaliento pese a lo que ve el viajante “Kerouac plasmó con sinceridad un recorrido que también se estampó en otra carretera larga y redonda, un rollo de papel revolución en el que dice su leyenda, lo hizo en muy poco tiempo. La existencia del personaje arquetípico descrito por Kerouac, no les va a la zaga de lo que se veía en otros países, por el entorno de la obra -fines de los cuarenta-, y la expresión de pobreza, ingenio y esperanza que se respiraban en todos lares. Todo adobado en el auto stop y, claro, con alcohol, algunas drogas, sexo, escarceos y pequeños robos. El que la obra sea considerada de culto es que refleja las vivencias terrenales de una generación que solo tenía el ingenio para sobrevivir” Con su alter Sal Paradise, todos estaban En el camino (Anagrama 2018). Kerouac estuvo en México y escribió aquí algunos de sus libros como Tristessa. Murió a los tempranos 47 años el 21 de octubre de 1969, en Florida. Y su libro le cedió la primacía a mis crónicas, Libros de ayer y hoy.