Ráfaga/Jorge Herrera Valenzuela
Sana distancia, pero el amor, la solidaridad y los libros están vigentes
Esta vez será la primera vez en que la sana distancia puede rendir frutos positivos. La frase ha sido llevada y traída por décadas y se ha fincado más bien en una doble moral. En ese uso, tal sería la frase exacta. La campaña lanzada por el gobierno federal el 23 de marzo que culminará 28 días después el 19 de abril, pretende crear un alejamiento temporal entre los ciudadanos y su eclipse en una llamada cuarentena, para evitar los contagios del Covid-19 entre multitudes. Lo comunitario será entre cada familia, para las que se han fijado estrictas medidas de higiene. En los tiempos que corren la sana distancia ha sido una entelequia. En un país laico, se pide sana distancia entre el Estado y el clero y las iglesias protestantes y sabemos que no es así. Se pide sana distancia entre los medios y el gobierno y ellos lo piden, pero la relación no solo ha sido estrecha con los años, sino costosa y depredadora. La frase aplica a muchos niveles, con los sindicatos y sus líderes y ha habido una vinculación cercana entre los líderes corruptos y el apoyo de los gobiernos. Se pide con el empresariado en general y con las llamadas fuerzas actuantes y la respuesta es nula o con altibajos. Se menciona entre los tres poderes, con el ejecutivo y los otros dos, a los que ha solido someter, con las universidades por lo de la autonomía y en muchas, la UNAM principalmente, sus rectores en su mayoría, han sido miembros o simpatizantes del partido en el poder y terminan sus rectorados en carrera directa a un puesto oficial. Regresan a su casa. Se pide con los partidos y ya sabemos las historias, con los órganos electorales y conocemos los fraudes. Llenaríamos muchas páginas señalando esa sana distancia que nunca, hasta ahora, se ha cumplido. Esperemos que en esta ocasión, porque está la vida de por medio, la ciudadanía la respete. Es una medida oficial. Habrá sanciones.
EL AMOR, LA SOLIDARIDAD Y LA CONVIVENCIA, SERÁN FUNDAMENTALES
Los resultados de la pandemia se antojan desastrosos a nivel mundial, no solo por las pérdidas humanas, sino por las pérdidas económicas que también repercutirán en más pérdidas de seres vivientes, ante la escasez y la pobreza que puede sobrevenir. México inicia la fase de resguardo y de sometimiento de multitudes y solo se aceptarán reuniones de máximo 50 personas. Pero dentro del problema que vivimos, hay cosas que pueden recuperarse como algo valioso. No hay mal que por bien no venga. Eso es la convivencia de la gente cercana. La familia, los hijos, la recuperación de un entorno, la charla que se puede generar, los encuentros, las confidencias, el amor expresado. Hay mucha gente que no tolera el encierro, pero esta circunstancia lo obliga, caminemos dentro de nuestra casa, salgamos al jardín si lo tenemos, hablemos por teléfono; podemos ir a la tiendita de la esquina, tomar un vino, regar las plantas, hacer miles de cosas que se fueron posponiendo. La vida sigue y busquemos que florezca. Leamos libros.
EL LIBRO PUEDE SER PROTAGONISTA IMPORTANTE EN ESTE LAPSO FORZOSO
Entre muchas distracciones durante la cuarentena, la presencia de los libros será fundamental. He escuchado muchas veces la frase, “por fin tendré tiempo para terminar los que tengo comenzados” Dentro de la suspensión de actividades, todo el entorno cultural vivo se aleja de la gente y serán los medios televisivos y digitales los que tengan el peso de la distracción, pero hay que tomar en cuenta que los niños tiene un período de vacaciones, y el resto de los 28 días puede ser utilizado paras tocar temas educativos. Los libros de texto y los complementarios que les compran sus padres, deben ser un elemento de apoyo a la lectura que dará una experiencia que puede durar toda la vida. El Fondo de Cultura Económica, que se ha movido principalmente en torno a la promoción del libro popular y el desarrollo de centros de lectura y bibliotecas, también estará en receso. Las ferias de libros, los clubes abiertos de libros, que funcionan en el país tendrán la misma situación. Hay tablets en las que se pueden volcar libros y los hay digitales de todo tipo, accesibles y gratuitos. El libro, en un entorno de amor, solidaridad y convivencia, llenará nuestras horas. Solo Friedrich Nietzsche, que debe haber estado enojado cuando escribió su famoso poema La gaya ciencia (Poemas de Poesía Hiperión, ediciones Peralta, Madrid 1979), se lanza contra los libros y los llama sudarios y dice que el pasado es su botín. El, que escribió muchos, ya clásicos, rescata en ese poema la realidad viva, el viento, el mar, el movimiento, la risa. Pero muchas de esas cosas no las podremos tener en esta cuarentena. Leamos libros y también los del gran Nietzsche, para que se le baje el coraje. Aquí un verso del bello poema La Gaya ciencia:
LA GAYA CIENCIA
Esto no es un libro…¡Que encierran los libros!
¡Que encierran sarcófagos y sudarios!
Esto es una voluntad, una promesa
esto es un viento marino, un levar de anclas.
esto es una última ruptura de puentes,
un rugido de engranajes, un gobernar el timón;
¡brama el cañón, blanco humea su fuego, ríe el mar, la inmensidad!