Alfa omega/Jorge Herrera Valenzuela
Respuesta a Mouris sobre periodistas: la organización, ¡no hay más!
El artículo publicado por el director general del Club de periodistas de México, Mouris Salloum George, en el que lamenta la omisión actual a sectores que se mueven en oficios de alto riesgo como los periodistas, hace de lado que con más de 40 mil de ellos que laboran en México (dato presunto, pueden ser más), la organización brilla por su ausencia. Reprocha al actual régimen haber eliminado, los mecanismos que pusieron en práctica anteriores gobiernos, como Enrique Peña Nieto (EPN), en 2015, para proteger a esos y otros sectores vulnerables y defender sus derechos, cuando se hizo hincapié, entonces, en que se actuaba “dentro de la ideología de un estado social y democrático de derecho”. Régimen el de EPN, que en este momento está en entredicho. En el escrito de fecha 23 de noviembre ¿Y la protección a los periodistas donde quedó? (Voces del periodista) concluye que grupos prioritarios en la atención del apoyo estatal por el riesgo que corren, fueron abandonados, para orientarse “a otros rumbos inapropiados e insulsos”. No toca para nada el papel de las empresas que están obligadas por ley a proteger a sus trabajadores en zonas de peligro y a cubrir con seguros toda eventualidad.
Normas incumplidas con EPN. Muerte, censura… ¡y chayote!, a periodistas
Es justificada la preocupación del analista si recorremos la lista de asesinatos y desempleo recientes. Y quizá vio, como nos tocó ver a lo largo de décadas, las enormes listas de muertos, desaparecidos agraviados, corridos, censurados, golpeados, que enviaba el Centro Nacional de Comunicación Social (Cencos) a través de los fax que se volcaban en largos pliegos de papel revolución como aquel en el que escribió Jack Kerouac, En el camino. Y ha sabido de las muchas quejas y reclamos de hace poco, aquí y de organizaciones extranjeras (que aprovechan su posición para meterse en la vida interna de los países), contra la oficina de protección de periodistas que tenía el pasado gobierno y contra la retahíla de los anteriores, que no sirvieron de nada. No es el mal de muchos el que saco a colación, pero como periodista he visto en primer lugar que al menos en la administración federal se suspendió el chayote. En algunas entidades se entrega. Y la publicidad que más bien les sirve a los poderosos dueños de las empresas de comunicación, se sigue dando de acuerdo a la situación económica que impera. Y son esas empresas las que tienen los salarios de los periodistas, en lo suelos. Pero eso sí, les ha dado por estimular un columnismo caro, que por lo general sirve a sus intereses. Muchos de esos columnistas son el periodismo plumífero, el de los cínicos, el de los odios e inquinas. El verdadero periodismo, que por fortuna es la mayoría, está en otras partes, pero a veces desprotegido.
No es “inapropiado e insulso”, pensionar a ancianos y dar becas
Quizá el dirigente del Club de Periodistas de México, considera “inapropiado e insulso” dar apoyo sin mencionarlos por sus características, a adultos mayores, becas a los que anteriormente, en ofensa, se les llamaba ninis, a ampliar las pensiones a indígenas y a madres solteras e incapacitados. Es parte de la función social en que se gasta un presupuesto y que también reclaman los altos empresarios, porque no exhibe, según ellos, ningún reflejo en la economía. Expertos señalan que dar esos apoyos ha ampliado no solo la capacidad de compra de millones de personas que desde luego se manifiesta en la movilidad de la inversión. Aunque no fuera así, cosa imposible, el dar a los que menos tienen, eleva en ellos su autoestima, es además uno de los proyectos de la 4T, desalojar dineros, esos si inapropiados como las dádivas de la corrupción, para ayudar a miles que fueron dejados en el olvido.
Los periodistas pueden ayudar, si se organizan
El lugar donde se asienta el Club de Periodistas, Filomeno Mata 8, en el centro de la ciudad, fue declarado por decreto en 1961 local de periodistas, por Adolfo López Mateos. La familia Sáenz de Miera lo ha preservado por décadas, como parte de ese concepto oficial. Puede en estos momentos ser un centro más activo de organizaciones periodísticas. De estas existen pocas en México. Yo recuerdo que a principios de los noventa en un viaje de representación de la Unión de Periodistas Democráticos (UPD) a Brasil, había organismos en ese país, que tenían ¡25 mil periodistas como miembros! La UPD en México apenas logró juntar mil miembros. Hay pequeños organismos representativos que funcionan como asociaciones civiles y los grupos que se reúnen en protesta cuando ocurre algo en contra el gremio, pero organizaciones grandes, poderosas, no existen. La misma ley divide a ese sector en medios oficiales y privados en donde trabajan periodistas. Las organizaciones de prensa que funcionan lo hacen en justos reconocimientos a los méritos profesionales, por lo general con entrega de un papel, pero no con premio económico. Esas organizaciones no cumplen la función de estimular la organización. En el club suele ocurrir que haya reuniones de todo tipo, es un importante espacio abierto. Un organismo fuerte de periodistas como lo planteó en sus orígenes la UPD, que puede integrar de todo, sindicatos, asociaciones civiles, colegios, etcétera, podría ser un gran apoyo para un medio desbalagado, inconforme y que solo aparece en escena cuando sucede algo grave. Puede ser un medio que presente iniciativas, propuestas de todo tipo y dar la pauta en la presión cuando las vías oficiales se estanquen. El llamado se ha hecho mucha veces, pero los grupos aislados prefieren enfocar sus criticas individualistas, y diatribas, a un gobierno que según ellos no está haciendo nada.