Historias Surrealistas
Lupe Jones y la mujer como mercancía
Personajes como Jones, sin experiencia, que no ofrecen nada a la población, van por una tajada presupuestal
María Guadalupe Jones Garay, Señorita Universo 1991, mujer que ha vivido dentro de ese gran negocio que es exponer el cuerpo femenino para la ganancia de grandes transnacionales, fue lanzada como candidata a la gubernatura de Baja California por la organización Si por México que integran PRI, PAN y PRD. Es un caso paradigmático respecto al cual el movimiento feminista mexicano se queda callado. Atrás de esas grandes empresas que organizan y promueven anualmente desde 1952, la presencia del cuerpo femenino en concursos mundiales, han estado aparte de grandes medios de comunicación, en nuestro país Televisa, nada menos que el ex presidente de los Estados Unidos Donald Trump que compró el concurso en 1996 y se dio el lujo de seleccionar a las finalistas desde su adquisición. El concurso se mueve en la gran mayoría de los países, en la alternancia de su realización y con el tiempo se fueron agregando aquellos que en su momento se resistieron, algunos europeos, africanos y hasta la URSS desde el estallido de la Perestroika. Es tan singular la llamada Organización Miss Universo ( MUO) que su presencia en las bibliotecas digitales que entran también en ese rango de transnacionales, su enfoque se asume casi como un tratado, largo, puntilloso, anecdótico y cubierto de justificación. La belleza vende y es un gran negocio. Si la mujer es bella, hay que exhibirla. Hasta hace tres años, 4 mil 585 mujeres habían participado. México tiene con la señora Jones, dos llamadas Miss universo con ella y Ximena Navarrete y en su convivencia desde hace décadas, una de Francia, la señora Christiane Martell, triunfadora en 1953, quien concursó por ese país cuando se sostiene que nació en Italia, con el apellido Magnani.
Un nombre aclamado y un apellido inglés, Jones, la lanzó a la fama
Cuando la señora Jones ganó el concurso Miss Universo en 1991 parecía un caso negociado por el entonces controvertido presidente Carlos Salinas de Gortari. Su nombre Guadalupe tan aclamado en México y su apellido Jones, creaban una extraña mezcla de México y Estados Unidos, con la exaltación de la virgen de Guadalupe y Jones, el quinto apellido más común en el país vecino, dentro de cien apellidos comunes. Apellido primero en Gales, segundo en Inglaterra y Australia. Una mezcla muy conveniente para México en ese entonces. La belleza morena de la señora Jones tenía atrás, sin embargo, la característica de ser buena empresaria. Al poco tiempo empezó a dirigir sus propios concursos conocedora de la belleza de las mujeres mexicanas y el buen negocio que representan; extendió su imperio, se convirtió en la mejor promotora de esa mujer bella de exhibición y llegó a formar la empresa Mexicana Universal. El concepto nos incluye a todas como parte de las finalidades del concurso: indígenas, mestizas, afromexicanas, blancas, todas incluidas en un concepto mercantilista de la mujer mexicana.
Malos tratos de parte de jones y la doble moral en lo femenino
Varias concursantes a lo largo de las décadas, han denunciado malos tratos de parte de la señora Jones. Nunca se ha hecho justicia. Ha habido cierto misogismo en la forma como las señalaba durante los entrenamientos para la presentación en los actos. Estos concursos de belleza traen a la mente a Mario Puzo y la doble moral que menciona en El padrino sobre ese mundo abierto de las sociedades y la política y el mundo subterráneo, el oscuro underground, que se oculta en todo país. La exaltación de la mujer bella en los medios mundiales más famosos, los reconocimientos, los premios, encubren el otro trato, el de la defenestración de la mujer como prostituta, como mercancía más directa en el uso de su cuerpo, como parte del delito que se extiende, la trata, mujer en ese concepto, de uso y desecho. Los mismos reglamentos del concurso encubren la doble moral al forzar a las concursantes a no estar casadas, ni haber tenido embarazos, o sea, en realidad les están diciendo que deben ser vírgenes, muy a lo católico, pese a que el concurso extendió su edad a 28 años. Si las concursantes cumplen, se les está condenando a la castidad por tener el honor de ser consideradas bellas íntegras.
La ONU reconoce a los concursos y hasta les da trabajo a egresadas
El rostro con el que han querido levantar la imagen de la mujer en los concursos de belleza, se mezcla con proyectos de defensa, con luchas públicas para enfrentar problemas como el cáncer de seno y otras enfermedades femeninas. Las empresas lanzan campañas de respeto a niñas, pese a que durante décadas se utilizaban a las “pequeñas hermanitas”. Niñas pequeñas que acompañaban a las concursantes, como un augurio, quizá, de lo que podrían ser ellas en el futuro. La ONU ha reconocido a Guadalupe Jones Garay y la ha nombrado como una de sus embajadoras. Desde ese organismo que tiene una sección en defensa de la mujer, no se ha dicho nada sobre la situación de estos concursos. Los partidos de Si por México, como parte de esta campaña electoral que se definirá el 6 de junio han lanzado a gente famosa en medios o como actores. La ex Miss Universo es su candidata a gobernadora en Baja California. Se trata en la mayoría de los candidatos, de gente sin experiencia, como lo ha reconocido la propia señora Jones, que van a la aventura de una tajada presupuestal, sin ofrecer nada a cambio a la población, Es la estrategia de esos partidos para tratar de recuperar lo perdido a partir de lo insubstancial y en muchos casos denigrante para la mujer.